Andrés Marín: Invierno pagano

Zangarrones, Tafarrones, Botargas, Guirrios, Cucurrumachos, Harramachos, Chocaleiros, Caretos, Follateiros, Cigarrones, Peliquieros, Madamas.

Podrían ser los personajes de un cuento imaginario, pero son tangibles y tan reales como nosotros. Y son ellos, los protagonistas de estos acontecimientos que festejan en sus aldeas el desarrollo del ciclo festivo invernal.

 

 

 

Los cuatro elementos y las cuatro estaciones

El ser humano se dio cuenta de que se podía hacer un ciclo de creación o destrucción, dependiendo de los cuatro elementos naturales y complementarios, de los que dependían para poder sobrevivir: el Aire para respirar, el Agua para beber, el Fuego para calentarse y la Tierra para alimentarse. Si alguno de estos componentes faltaba, el Microcosmos se desestructuraba y entonces el ciclo se rompía.

Es por tanto muy importante destacar la directa relación que tienen estos festejos para reverenciar a los cuatro elementos de la naturaleza y tenerlos muy presentes en sus celebraciones. También existe la teoría de relacionar estos cuatro elementos cósmicos con cuatro cualidades psicológicas encerradas en el ser humano: el Fuego relacionado con el Saber, el Aire con el Osar, el Agua con el Querer y la Tierra con el Callar. Se trata pues, de un proceso transgresor, que motiva comportamientos primitivos e instintivos, que más se acercan a las pautas que marcan los estados de la propia naturaleza, que es la que provoca el suceso de estos rituales, que se enmarcan en el contexto de los cliclos agrarios y ganaderos que se desarrollan a lo largo de las cuatro estaciones temporales y se estructuran en el marco del calendario cristiano que amoldo a sus santorales todos estos ritos de origen pagano.

Caretos . Ousilhäo. (Vinhais). Portugal © Andrés Marīn
Semana Santa. Fuentesauco (Zamora) © Andrés Marīn

El ciclo lunar

La primera luna llena de Primavera es la que determina los días concretos de Carnaval, Semana Santa y Cuaresma.

Para calcular las fechas de cómo se rige el calendario festivo anual, debemos localizar el siguiente domingo que se sucede después de la luna llena que acontece pasado el veintiuno de marzo. Ese será el domingo de resurrección, que marca el final de de la Semana Santa. A partir de esta fecha, se traza la hoja de ruta, retrocediendo cuarenta días en el calendario, para localizar el miércoles de ceniza; fecha que determina el final del carnaval y el comienzo del periodo de Cuaresma. Esta es la razón del por qué cada año las fechas son variables y se determinan a partir de la primera luna llena de primavera.

Santos inocentes. Ibi (Alicante) © Andrés Marīn

El calendario festivo invernal

En diciembre, destacaremos las festividades de San Esteban con las salidas de las primeras mascaradas. Estas se focalizan fundamentalmente en la región del norte de Zamora que linda con tierras portuguesas. Tal es el caso de los Zangarrones y Filandorras por el lado de la comarca Alisteña de Zamora y los Caretos y Carochos que salen en las freguesias portuguesas de los alrededores de los municipios de Braganza y Vinhais.

En el día de Santos Inocentes se suceden las llamadas fiestas de locos, en las que destaca la costumbre de romper por un día con el poder establecido y huir de las normas convencionales. Tal es el caso de la Fiesta de los Enfarinats de Ibi (Alicante).

Enero, se inicia con la celebración de Año Nuevo y las fiestas de Reyes donde en Humanes y Alarilla (Guadalajara) salen las primeras botargas con sus trajes arlequinados que rememoran a las mojigangas y bufones de la edad media. El primer domingo del año se celebra en Silio (Cantabria), la Vinajera, una masiva mascarada que recibe al nuevo año y simboliza el renacer del poder de la energía natural. Seguidamente, se celebra San Anton, patrón de los animales, donde en Forcall (Castellón) y en diferentes poblaciones de Baleares son características las hogueras y los demonios. Por San Sebastian, en la provincia de Cáceres, en Acehuche, salen las Carantoñas vestidas con pieles y huesos de animales. En Piornal, el Jarramplas recorre el pueblo a golpe del tambor y es curioso, como a su paso, es lapidado con los nabos que le arrojan los transeúntes.

El último lunes y martes de enero, en Ituren y Zubieta (Navarra) desfilan los joaldunak para festejar el primer carnaval del año.

A principios de febrero San Blas y la Candelaria, donde los diablos y botargas siguen apareciendo por numerosos rincones de la península, tal es el caso de la Endiablada de Almonacid del Marquesado (Cuenca).

Y así se sucede todo este acontecer hasta el final del invierno que culmina con la explosión del carnaval.

Boda de Carnaval. Luzón (Guadalajara) © Andrés Marīn
Enfarinats. Ibi (Alicante) © Andrés Marīn

Acerca de Andrés Marín:

Albacete 1960. Periodista y fotógrafo humanista y documental. Comenzó su andadura profesional en el año 1984 como fotógrafo de prensa y colaborador de diferentes publicaciones y editoriales relacionadas con el sector de viajes.

En 1990 inició un proyecto fotográfico consistente en documentar las fiestas españolas declaradas de interés turístico. Este trabajo inicial, que le ocupó durante dos años, fue el desencadenante que provocó su interés en indagar en este tipo de acontecimientos y que dio un giro determinante en su carrera profesional, pues de fotografiar las fiestas más conocidas, cambió su actividad para documentar e investigar sobre los rituales más desconocidos de la Península Ibérica, ampliando a partir de entonces, su campo de trabajo en las regiones de España y de Portugal. Esta labor que lleva desarrollando durante más de treinta años, convirtiéndose así en uno de los principales fotógrafos de España especializado en esta temática relacionada con nuestros ritos y tradiciones populares.

Equipo:

Cámaras: Fujifilm X-T2, X100V
Óptica: Fujinon XF 18 mm F2 R, XF18-55 mm F2,8-4 R LM OIS, XF 23 mm F2

Enlaces:

instagram.com/amg0907

facebook.com/andres.marin.311

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