Nelson Sanhueza
¿Qué hace que una persona del siglo XXI deje de lado las ventajas del proceso digital de captura de imágenes y opte por la fotografía análoga? ¿Por qué elegir una tecnología que tiene décadas de antiguedad y que a todas luces parece más engorrosa y difícil?
¿Se trata de un asunto de moda o hay algo más? Estas son preguntas que me hacía cuando observaba a los jóvenes que acudían a los talleres de revelado analógico que tuve la oportunidad de realizar hace un tiempo atrás.
Creo que las respuestas a estas preguntas, no tienen que ver con una cuestión de romanticismo o un simple afán de diferenciación. Menos con un simple aspecto técnico. Las explicaciones hay que buscarlas en aspectos más profundos que se relacionan, a mi juicio, con cierto agotamiento que produce el modelo digital de fotografía y la necesidad de volver a cosas esenciales:
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