Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Rey Sotolongo: ENTRE EL DOLOR, EL COLOR Y LA TENSIÓN
Por Nacho Izquierdo y Claudio Soto
¿Cómo fueron tus inicios en la fotografía y por qué decides dedicarte profesionalmente a ella?
Decidí ser piloto de líneas aéreas en mi adolescencia y conseguí dedicarme a ello relativamente pronto. También me gradué en Arte, Literatura y Administración de Empresas, aunque nunca disfruté del entorno corporativo. Un cáncer terminó prematuramente mi carrera aeronáutica, y mi estructurada vida dio un vuelco profundo.
En medio de ese proceso terapéutico escuché el podcast “Aprender Fotografía”, y con el tiempo percibí que con la cámara alcanzaba una cota de concentración que conducía a la pérdida no solo de la noción del dolor, sino también del tiempo. Esa sensación de satisfacción plena me condujo a querer convertirla en mi profesión.
Inicialmente me formé por mi cuenta, luego tomé un postgrado de Periodismo Visual y desde entonces asisto a todos los talleres y coloquios que están a mi alcance. En unos meses me di de alta como autónomo y hasta hoy, me acuesto y despierto viviendo y pensando en fotografía.
¿Tienes algún referente en la fotografía actual o alguno que te haya marcado para tomar este camino?
Voy a definir como “referentes” a aquellos cuya obra más me conmueve, y son muy variopintos. Por citar únicamente a los que continúan en activo, el primero que viene a mi mente es José Manuel Navia. Luego se me presentan Salgado, Gregory Crewdson, Eugenio Recuenco, Isabel Muñoz, Paolo Pellegrin, Ana Palacios, Susana Girón, Nanna Heitmann y David Airob. Pero, permíteme que te señale mi fotógrafo favorito, aunque ya no esté entre nosotros, es Larraín. Nadie me llega como él.
La fotografía y la reflexión
Sabemos que eres un amante de la fotografía química, ¿Cuándo optas por la película y cuándo por el camino digital?
La fotografía química es para cuando quiero saborear el proceso fotográfico. La metodología única a la que te obliga es tremendamente inspiradora. Navia comenta que la fotografía es un oficio que trabaja con el tiempo. La emulsión química te limita a sus propios tiempos, y es un recorrido reflexivo que disfruto muchísimo y que procuro extrapolar en la medida de lo posible a mi producción digital, imprescindible por práctica e instantánea. Mas aún, estoy por encontrar en la impresión de lo digital los tonos, matices y texturas de una buena copia en gelatina de plata.
La destreza con el color es uno de los fuertes de tu trabajo ¿Empatizas siempre con los temas que fotografías o hay temas que preferirías definitivamente no capturar?
Agradezco mucho el elogio en la pregunta, pero me siento muy lejos de tal destreza. El color me llena de dudas y me satura rápidamente, sobre todo en mi propia obra. Cuando sé que el trabajo será en color lo incorporo como un elemento compositivo clave. Durante la pandemia intenté formarme, estudiar y aprender cuanto estaba a mi alcance en materia de teoría del color. A veces lo percibo en la atmósfera de la escena, me pellizca y “tira” de mí. Entiendo que aporta y refuerza una capa de información extra, en ocasiones esencial para una transmisión plena al espectador.
Volviendo a tu situación personal, ¿puede, la fotografía, tener un carácter terapéutico? ¿Cuáles son los caminos que llevan a ello?
Llegué a la fotografía en medio de un proceso oncológico, y penetró brumas de dolor y tratamientos como un poderoso haz de luz, ¿qué más se puede pedir a este oficio que tiempo y luz? Fue mi salvación psicológica. El gozo que me produce el acto fotográfico sólo lo equiparo a la sensación que tenía cuando hacía despegar un avión, en el instante en que las ruedas abandonan la pista y vuelas. Cuando fotografío pierdo no sólo la noción temporal, sino también la corporal. Es un éxtasis emocionante e intelectual. Si además lo potencio con el primer movimiento del Concierto para Violín de Tchaikovsky, Sibelius o el Concierto de Aranjuez, la plenitud es total.
¿Qué opinión merece el nuevo documentalismo y las nuevas formas de contar historias a través de la imagen como herramienta trasformadora de la sociedad?
Creo que la fotografía lleva muy poco entre nosotros -creo que 200 años- como para considerar que hay disciplinas “nuevas”; todas se me antojan contemporáneas. El documentalismo ha evolucionado y se ha adaptado a nuevas maneras de ver y de procesar la realidad, hasta el punto de llegar a poder “representarla” con pretensiones narrativas. Percibo que lo fundamental es la honestidad, que el espectador sepa qué y cómo se lo estás contando.
Permíteme que no considere “fotografía” a la generación de imágenes que no incluyan la captura de fotones a través de emulsión química o sensor digital; tenemos un lenguaje tremendamente rico, llamémosle de otro modo. Y redundo en la importancia de la honestidad y credibilidad del fotógrafo o creador visual para documentar y transmitir su realidad.
En tú opinión, ¿cuáles dirías que son las grandes diferencias que existen entre un fotógrafo aficionado y uno profesional?
En mis esquemas lo estructuro como una cuestión semántica que diferencia al que cobra por fotografiar del que no. Aunque soy profesional del sector, me considero más cerca de la definición romántica del “amateur” como aquel que fotografía por amor al arte, hasta el punto de que, en más de una ocasión, cuando me asfixia el trabajo comercial o foto periodístico, me he planteado dedicarme a cualquier otra cosa para liberar mi fotografía de la presión económica del sustento.
Los imprescindibles
¿Qué llevas en su bolsa de foto y cuáles son tus cámaras y objetivos favoritos?
Intento ir muy ligero y con lo imprescindible. Desde mis inicios percibí que el 50mm (en formato Barnack o 24×36 mm) equivalía a cómo veo el mundo, sobre todo en materia de compresión de planos y distancia de los objetos. Me gusta un cuerpo de cámara con diales físicos, que me permitan verlos y ajustarlos a la luz de manera intuitiva. Si utilizo un zoom -por ejemplo- lo hago como un conjunto de ópticas fijas, y me planteo qué distancia focal necesito utilizar antes de llevarme el visor al ojo.
La práctica total de mi trabajo digital ha sido producida con Fujifilm X-Pro 3, varias evoluciones de la serie X-T y últimamente el sistema GFX, tanto la 50S II como la 100S, con el zoom 35-70 y el maravilloso GF 80mm 1.7. Estoy deseando probar el nuevo GF 55mm 1.7, tiene potencial para convertirse en mi nueva focal de referencia.
¿Qué nos puedes decir sobre las cámaras Fujifilm?
Cuando tuve que elegir en mis inicios un sistema fotográfico, no lo dudé. Los cuerpos son ligeros y resistentes y las ópticas extraordinarias. Luego está su herencia en el color. Toda mi adolescencia está registrada en películas Fujifilm C200, ergo llevo toda mi vida siendo usuario de Fujifilm. La simulación monocroma Acros responde con fidelidad a la sensibilidad espectral tan distintiva de la película en la que se inspira. La precisión y calidad de las herramientas con la que se puede procesar un RAW en cámara no tienen precio.
Una mirada
¿Hacia dónde cree que avanza la fotografía en cuanto a herramientas, como las cámaras y objetivos?
Creo que se dirige a un nicho de entusiastas y profesionales con necesidades técnicas específicas. La disponibilidad de cámaras en un teléfono móvil -con procesados de más calidad, generación tras generación- ha colmado las necesidades del mercado aficionado que pretende un registro ágil y fácil de su día a día, con un potencial de comunicación a través de imágenes como no lo habíamos tenido nunca.
Personalmente disfruto mucho del proceso fotográfico con una cámara y una óptica, su utilización manual desde los ajustes hasta el enfoque – pues disfruto mucho enfocando en manual, y sobre todo el poder circunscribir mi realidad a lo que veo en un visor.
Y, ¿cuál es el camino que le aconsejarías seguir a los jóvenes amantes de la fotografía?
Vivimos tiempos donde la información y la formación están al alcance de todos. Recomendaría comenzar con una estructura reglada porque crea una base que permite filtrar tu búsqueda personal futura.
Una cámara sencilla que te guste -porque es importante que te guste tu herramienta- y una óptica fija que se adecue a cómo ves la realidad pero que se conviertan en parte de ti, de tu memoria muscular. Y durante el acto fotográfico que te hagas muchas preguntas: ¿Qué llama tu atención? ¿Por qué te llama la atención? ¿Qué quieres contar? ¿Cómo lo puedes contar mejor? Muy pronto comenzarás a aprender lo suficiente de ti mismo como para fotografiar y transmitir con voz y mirada propias.
¿Tiene en mente un trabajo o al menos algo que nos puedas adelantar?
Al margen de los encargos foto periodísticos, estoy en fase de producción de un trabajo que me entusiasma enormemente. El protagonista es el Toledo de las Tres Culturas hasta el siglo XIV, y el Toledo multicultural de hoy. Por otro lado, documentar La Mancha se ha convertido en mi obsesión. Estoy enamorado de la tierra, de sus gentes, de sus costumbres. He llegado a comprender por qué Cervantes la eligió como el escenario ideal en donde emplazar una novela como el Quijote.
Equipos:
Cámaras: FUJIFILM X-T30, X-Pro 3, GFX 50S II, GFX 100S
Óptica: FUJINON XF35mm F2 R WR, XF50mmF2 R WR, XF18-55mm F2.8-4 R LM OIS, GF80mm F1.7 R WR
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