Los franceses rechazan en masa la idea de que deberían jubilarse más tarde, a pesar de que muchos países europeos con poblaciones que envejecen de manera similar ya han aumentado la edad de jubilación.
En un momento durante una reciente entrevista para televisión, el presidente de Francia Emmanuel Macron, mientras justificaba una reforma de pensiones, puso sus manos bajo la mesa. Cuando las volvió a subir, estaba sin su reloj. La prensa opositora enloqueció: ¡estaba escondiendo su reloj de lujo! Procedieron a estimar el precio del reloj, concluyendo que costaría unos 80 mil euros y afirmaron que era una muestra más de lo desconectado que está con el público.
Los representantes de Macron explicaron que el presidente se quitó el reloj porque hacía ruido contra la mesa. Intentando parar la controversia, el Palacio de los Campos Elíseos debió emitir un comunicado oficial especificando que se trataba de un reloj Bell & Ross de manufactura francesa, con un precio de entre 1660 a 3300 euros y que monsieur le président lo ha usado por ya casi dos años.
Macron ha sido criticado durante mucho tiempo por sus rivales políticos por apoyar a los ricos. El episodio del reloj es una muestra de la crispación con lo que se percibe como un estilo altanero de gobernar.
La nueva reforma de pensiones, informada por la primera ministra Elisabeth Borne el pasado 10 de enero, pretende aumentar la edad de jubilación de 62 a 64 años. La justificación es que alargando esos dos años de cotizaciones se mantendría en equilibrio del sistema de repartición de la jubilación en la seguridad social, dispositivo que será puesto en práctica progresivamente desde este año al 2030, afectando primero a las persona nacidas en 1968 obligándolas a trabajar dos años más, quienes tendrán que imponer 43 años para tener derecho a una jubilación completa, manteniendo su sueldo.
A partir del 7 de marzo los sindicatos hicieron un llamado a bloquear el país; ciertos rubros se organizaron y votaron bloqueos como en refinerías, estaciones de trenes, aeropuertos, estaciones petroleras en toda Francia y sobre todo los recolectores de basura en Paris.
Las manifestaciones se volvieron violentas en varias ciudades cuando la policía desplegó gases lacrimógenos y cañones de agua; un edificio municipal en Bordeaux fue incendiado. Se reportaron cientos de arrestos y de heridos. Las autoridades dijeron que más de 1 millón de personas asistieron en todo el país. Se han planeado más protestas y huelgas.
Como resultado, una visita oficial del rey Carlos III de España, cargada de simbolismo, tuvo que posponerse.
El 16 de marzo, miles de personas se reunieron en la plaza de la Concordia en una manifestación contra la reforma de pensiones luego de que el gobierno utilizara el artículo 49.3 de la constitución el cual permite que un proyecto de ley pase directo sin ser votado por la Asamblea Nacional.
Diversas manifestaciones se registraron la noche del 20 de marzo luego de que por sólo 9 votos no fuera aprobada la moción de censura presentada por el grupo LIOT (centro independiente) y co-firmada por NUPES (izquierda). Además fue igualmente rechazada la moción de censura presentada por el Rassemblement National (derecha) contra el gobierno de la primera ministra Elisabeth Borne tras haber utilizado el 49.3 para aprobar sin votación la ley de reforma de las pensiones.
Los franceses aún saben muy bien que las protestas dan resultado y a estas alturas han aprendido a desplegar la fuerza de la turba cuando todo lo demás falla.
En 2006, las protestas en todo el país obligaron a Dominique de Villepin, entonces primer ministro, a revocar las nuevas normas laborales para los jóvenes, incluso después de que se hubieran convertido en ley. Ahora, una vez más, los líderes de la oposición se agitan en las calles para derrocar una reforma de la que no pudieron deshacerse en el parlamento.
El hecho de recurrir a una disposición constitucional es perfectamente legal: se ha utilizado 100 veces desde que Charles de Gaulle la introdujo, incluso para construir la centrales nucleares de Francia. Pero se ve cada vez más como una forma de imponer una decisión en contra de la voluntad del pueblo.
Para Macron, cuyo estilo de gobierno de arriba hacia abajo irrita a muchos, su uso refuerza la impresión de que no escuchará. Está pagando un alto costo político y pone en peligro la supervivencia de su gobierno.
Acerca de Victoria Valdivia:
Victoria Valdivia Trigo es fotógrafa con desempeño en el área del espectáculo y el reportaje periodístico. Actualmente está volcada a proyectos relacionados con la difusión artística chilena entre lo que destacan recitales de música, obras de teatro y danza. Le interesan las culturas del mundo, lo cual la ha llevado desde temprana edad a interesarse por los viajes.
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