Este Mundo Vacío

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Nick Brandt

Aniquilación inminente. Apocalipsis del mundo natural. Incremento del ritmo de extinción. Para cada nuevo trabajo me encuentro escribiendo una introducción que habla de esas cosas. ¿Cómo no dejar escapar el mismo grito de desesperación existencial, frustración y rabia?

Como resultado, creo que muchos de nosotros corremos el peligro de sufrir una especie de sobrecarga de indignación. O ya lo hemos sentido, aporreados en una especie de apatía abrumada. Hay un número limitado de malas noticias que podemos tolerar antes de derrumbarnos o cerrarnos en una suerte de defensa propia mental.

River of People with Elephant in Day. ©Nick Brandt

Este parece ser especialmente el caso en relación con la destrucción del mundo natural y de nuestros semejantes. Esta destrucción está ocurriendo incluso más rápido de lo que imaginamos pesimistas como yo.

Ahora mismo estamos experimentando la antítesis de la creación. Se necesitaron miles de millones de años para llegar a un estado de una diversidad tan maravillosa, y luego, sólo unos pocos años, un momento de tiempo infinitesimalmente microscópico, para aniquilarlo.

Podría haber fotografiado este concepto en casi cualquier lugar del mundo en desarrollo en el que los animales todavía se aferran a una existencia frente a la implacable expansión de la humanidad.

Whistling Thorns with Gazelle. ©Nick Brandt

Y si vives en un país desarrollado, podrías ser testigo de un armagedón ambiental más tranquilo, pero igual de devastador, cómo las abejas, los murciélagos, las aves y una cantidad asombrosa de otras criaturas que se encuentran en el núcleo esencial de un ecosistema en funcionamiento -que en última instancia también te protege a ti- se borra de la faz de la Tierra.

Sin embargo, elegí fotografiar en África del Este, en parte porque sigue siendo el lugar que más me ha conmovido y fascinado durante los últimos 15 años, donde los grandes animales míticos de las llanuras africanas siempre se han apoderado de mi imaginación. Pero esos animales míticos están desapareciendo rápidamente, y una de las razones más importantes es el espacio. O en realidad, la cantidad muy finita de espacio.

Espacio para más personas, más hogares, más fábricas, carreteras y pueblos. Más tierras de cultivo, más ganado, más pasto, más alimento para las personas, lo que lleva a una tierra erosionada en la que los animales y los humanos compiten, pero donde la gente siempre ganará.

Highway Bank Construction with Giraffe and Workers. ©Nick Brandt

Las jirafas, sus patas literalmente cortadas debajo de ellas para carne de monte. Los leones, envenenados para evitar que maten al ganado de los pastores. Los elefantes, ahora todo el mundo sabe acerca de la caza furtiva por su marfil, pero cada vez más mueren en conflicto con la gente, a medida que descubren que la tierra -que hace tan poco tiempo era su hábitat natural- se ha convertido en granjas.

He conducido por innumerables áreas donde hace sólo quince o veinte años había abundante vida animal, pero donde ahora ha sido aniquilada, cortada en rodajas y reducida a carne de monte, dejando vastas extensiones de tierra desprovistas de grandes mamíferos.

Petrol Station with Lion. ©Nick Brandt

Para 2030 se prevé que la población de África alcance los 1.600 millones, comparado a los 1.000 millones de 2018. Los países de África del Este, donde se fotografió esta serie, son uno de los puntos críticos para eso. Toda esta gente tiene que vivir en algún lugar. Y ésa es otra razón, la explosión de la población humana aquí, por la que este proyecto es tan relevante para el Este africano.

Tendemos a pensar que el paraíso se perdió hace muchas décadas, pero en realidad, en el esquema comparativo de las cosas, la escalada de asesinatos es bastante reciente. El número de animales salvajes en el planeta se ha reducido a la mitad en los últimos 40 años, y para muchos animales, es aún peor en África.

Bus Station with Elephant in Dust. ©Nick Brandt

Mire estos números, que se aplican a todo el continente africano:

  • León: la población se redujo en un 80% desde la década de 1960, llegando a sólo 20.000 en 2018.
  • Cheetah: bajó un 65% desde 1975, a sólo 7.000 ahora, expulsado del 90% de su rango histórico.
  • Elefante: un 70% menos desde principios de la década de 1970, hasta quizás 400.000 en la actualidad.
  • Jirafa: descenso del 40% desde el año 1985.

¡1985! Para poner eso en perspectiva para aquellos de ustedes que estaban vivos y conscientes entonces, 1985 fue el año de Road to Nowhere de Talking Heads y Money for Nothing de Dire Straits, del film Regreso al Futuro e irónicamente, África Mía. No hace tanto tiempo.

Así que el Este africano de nuestra imaginación, una visión romántica de vastas extensiones de naturaleza virgen, está lamentablemente desactualizada. En verdad, casi no hay parque o reserva lo suficientemente grande para que los animales vivan sus vidas de manera segura. Y fuera de esas áreas, a menudo sorprendentemente pequeñas, los animales están siendo exprimidos y cazados sin descanso. Está llegando a un punto en el que es poco probable que algún gran mamífero pueda sobrevivir en tierras desprotegidas.

Savannah with Lions and Humans. ©Nick Brandt

En un mundo ideal, la belleza y majestad de estos animales y el respeto por todos los seres vivos serían suficientes para justificar su existencia continua. Pero eso no será suficiente para salvarlos.

Muchos africanos dirían que las sociedades occidentales destruyeron la mayor parte de su propio mundo natural hace siglos en aras de la expansión económica y que para África ahora es su turno de crecer económicamente. ¿Por qué deberían verse privados de las cómodas vidas que tiene la mayoría de la gente en Occidente? En muchos sentidos es un argumento razonable. Pero la protección del medio ambiente y los beneficios económicos pueden ir de la mano.

Charcoal Burning with Elephant. ©Nick Brandt

En muchas áreas del Este de África, donde estos animales todavía existen, pobres pero aún llenos de maravillas naturales, el ecoturismo es a menudo la única fuente verdaderamente significativa de beneficio económico a largo plazo para las comunidades locales. Si se quitan los animales, suele quedar poco valor económico.

Esta línea de argumentación a favor de la preservación es más pragmática que poética, pero es el argumento más eficaz en el siglo XXI. En algún lugar como Kenia la industria del turismo, el segundo sector más grande de su economía, colapsaría sin esos animales. Pocos vendrían a visitar un mundo de ganado y polvo.


Lo que ves en estas fotos es, para mí, simbólico de esta invasión de la naturaleza salvaje restante por parte de los humanos, ya que los animales son exterminados en los pocos lugares en los que aún pueden vivir.

Construction Trench with Jackal. ©Nick Brandt

Las imágenes de esta serie fueron todas fotografiadas en tierras de los Maasai, habitadas por ellos y decenas de miles de ganado y cabras. Aunque está cerca del Parque Nacional Amboseli en Kenia, esta tierra no tiene estatus de protección.

En ese sentido, es probablemente uno de los últimos lugares desprotegidos donde los animales y los seres humanos, un número considerable de seres humanos, conviven entre sí, algo cada vez más raro en el siglo XXI. Teniendo en cuenta su nivel de pobreza, es aún más impresionante que, en su mayoría, los Maasai toleren la presencia de animales entre ellos.

Cada imagen es una combinación de dos momentos en el tiempo, capturados con semanas de diferencia, casi todos desde la misma posición de cámara fija.

Garage with Blind Rhino. ©Nick Brandt

Inicialmente se construyó e iluminó un set parcial. A veces, con todo un bosque muerto, en realidad era el set completo. Siguieron semanas, incluso meses, mientras que los animales que habitan en la región se sentían lo suficientemente cómodos con todas estas cosas nuevas y extrañas para entrar en escena.

Una vez que los animales fueron capturados por la cámara, el equipo del departamento de arte construyó los decorados completos (sitios de construcción de puentes y carreteras, una estación de servicio, una estación de autobuses y más).

La cámara permaneció fija en su lugar en todo momento, excepto en algunas de las fotos.

Luego se fotografió una segunda secuencia con el set completo y personas provenientes de las comunidades locales y más allá. Las imágenes finales fueron una combinación de los dos elementos.

Para mí era esencial que, siempre que fuera posible, los animales, los lugares y las personas fueran fotografiados exactamente en el mismo lugar. Podría haber hecho mi vida mucho más fácil fotografiando a los animales en la naturaleza, fotografiando lugares preexistentes y luego componiendo esos elementos dispares.

Roundabout with Gazelle. ©Nick Brandt

Había una clara superioridad técnica en fotografiar todo lo que se tomaba exactamente desde la misma posición de la cámara: todo se alineaba perfectamente. Pero hacer esto también marcó una diferencia crítica para mí en términos estéticos y emocionales. Con tantos elementos en el mismo lugar, nuevas ideas, incidentes inesperados en los que nunca hubiera pensado, se revelan mientras fotografío.

De esta manera, todo el proyecto se sintió mucho más orgánico a medida que se desarrolló. Y culminó en un perfecto círculo completo cuando, meses más tarde, después de que los decorados habían sido desmontados y todos sus elementos reciclados en la cadena de suministro africana, no había evidencia en el panorama de que hubiéramos estado allí.

River Bed with Hyenas. ©Nick Brandt

Unos años antes, en paisajes similares cercanos a este, fotografié animales salvajes como estos, pero de una manera muy diferente. Esas fotos tomaron la forma de retratos de estudio, las fuertes presencias de los animales enmarcadas bajo contra los épicos cielos africanos.

Ahora, en este trabajo, elegí presentar a los animales de una manera muy diferente, aparecen disminuidos y atrapados por la humanidad. Muchos de los animales fueron fotografiados en profundas trincheras, como si la tierra se los estuviera tragando, como si fueran sus tumbas, mientras que arriba, la marcha del «progreso» continúa implacablemente.

Mientras tanto, los africanos de las fotos también suelen verse arrastrados impotentes por la marea del «progreso». Nunca se les presenta como agresores, porque no lo son. La degradación ambiental y el impacto del cambio climático casi siempre afectarán más a la población rural pobre, debido al agotamiento de los recursos naturales de los que dependen. Los verdaderos villanos, la mayoría de los políticos, los industriales y su calaña en gran medida egoísta, están fuera de cámara.

La condena de la vida animal, la degradación de la vida humana, la conyugalidad destructiva entre los dos: no sólo los animales son víctimas de la devastación ambiental, sino también los humanos que ahora habitan estos paisajes.

River of People with Elephant at Night. ©Nick Brandt

Los humanos de hoy en día en todo el planeta parecen haber aprendido poco de lo que sucedió antes. La historia está plagada del colapso de civilizaciones anteriores que impusieron demasiada carga al mundo natural que las rodeaba. Ahora, con tantos más de nosotros, con nuestro impacto mucho más abarcador, no es «sólo» una región que es devastada como en el pasado. Si las tendencias actuales continúan, la destrucción puede convertirse en un colapso ecológico -y el consiguiente colapso de las civilizaciones- de todo nuestro planeta.

Parece exponencialmente peor en este momento en el lugar donde vivo, el Estados Unidos de Donald Trump. La multitud anti-ciencia en los Estados Unidos continúa ignorando deliberadamente el abrumador consenso científico sobre el cambio climático provocado por el hombre. Su codicia, ignorancia y obstruccionismo, y la diseminación deliberada de información errónea, está permitiendo, y permitirá que muchos miles de millones de animales y millones de personas sufran y mueran, un impacto que durará durante los siglos venideros. Poner en peligro el futuro del planeta en aras de su propio beneficio a corto plazo es, en mi opinión, un crimen como ningún otro en la historia de la humanidad. Como dijo la ambientalista Judy Bonds, “No hay trabajos en un planeta muerto”.

Todo puede resultar abrumador. ¿Cómo se empieza siquiera a luchar?

The Gathering. ©Nick Brandt

Vuelvo a la frase que utilizo sin cesar porque, sencillamente, la creo: es mejor estar enojado y activo que enojado y pasivo. Una vez que te vuelves activo, la desesperación se siente menos abrumadora. Tus acciones, sin importar cuán pequeñas sean, pueden energizarte y enfocarte.

Para mí, personalmente, eso se presenta en dos formas: mi fotografía y el trabajo de la Big Life Foundation, la organización sin fines de lucro que cofundé en 2010. Con sede en Kenia y Tanzania, más de 200 guardabosques ahora protegen 688.000 hectáreas de ecosistema.

En cuanto a la fotografía, no creo que me vaya a quedar sin tema pronto. Como tal, he llegado a una seria aceptación de que iré a mi lecho de muerte enojado. ¿En qué tipo de mundo viviremos si está despojado de sus maravillas naturales? La respuesta para mí: un mundo vacío.

River of People with Rhino. ©Nick Brandt

Mientras tanto, el número creciente de problemas no se resolverá mágicamente. Pero de todas formas, aquellos de nosotros que nos preocupamos debemos continuar haciendo todo el maldito esfuerzo para tratar de preservar lo que podamos, para minimizar el daño lo mejor que podamos. Seguir luchando por lo que consideramos de indescriptible valor, poesía y belleza tanto para tí y para mí como para los que nos suceden.


Biografía:
Nació en 1964 y se crió en Londres, es un fotógrafo cuyos temas siempre se relacionan con el mundo natural que desaparece.

Luego de estudiar Pintura y Cine en la ahora difunta Escuela de Arte de Saint Martin, se mudó a California en 1992, donde dirigió videos musicales para Michael Jackson, Moby, Jewel y XTC, entre otros. En 1995, mientras dirigía «Earth Song» de Michael Jackson en Tanzania, Brandt se enamoró de los animales y la tierra de África Oriental. 

Sus primeros proyectos fotográficos fueron una trilogía de trabajos, resultando en libros homónimos: On this Land (2005), A Shadow Falls (2009) y Across the Ravaged Land (2013).  Lo siguieron The Petrified (2013), Inherit the Dust (2016) y This Empty World (2019). 

En 2010 fundó la ONG Big Life Foundation, dedicada a la conservación de la vida silvestre a través del empleo en Kenia de cientos de guardabosques que protegen 810.000 hectáreas de ecosistema, contra la caza furtiva.


Equipo Fotográfico:
– Cámaras: Pentax 645Z

Sitios Web:
nickbrandt.com
@nickbrandtphotography

Compra el libro ‘This Empty World’ de Nick Brandt:
https://www.photoeye.com/bookstore/citation.cfm?catalog=TH078

Todas las fotografías publicadas aquí tienen el Copyright del respectivo fotógrafo.

© 2019 Caption Magazine. ISSN 0716-0879