Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
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Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
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Katy Gómez Catalina: Pasión por contar historias
Katy Gómez es una destacada fotógrafa española, ganadora de una larga lista de premios y reconocimientos. En esta entrevista, la veterinaria de profesión nos comenta acerca de su vida, su experiencia como mujer fotógrafa y añade varios consejos para los que recién se inician en este arte.
Por Nacho Izquierdo
¿Cree usted que su formación como veterinaria le ha facilitado de alguna manera su trabajo como fotógrafa?
La veterinaria es mi profesión y la fotografía mi pasión. Ambas son actividades emocionantes. Parafraseando al gran fotógrafo Julián Ochoa, te diría que la veterinaria me da de comer y la fotografía me da de vivir.
Los animales son seres fascinantes y muchos campos de la profesión veterinaria, desde la ganadería extensiva, el bienestar animal, la medicina veterinaria, o el control sanitario de alimentos, ofrecen grandes oportunidades para contar historias y recoger instantes únicos que tenga sentido estético y/o emocional.
En algunos de mis trabajos, mi profesión me ha ayudado a crear un arco narrativo más coherente para introducirme en el corazón emocional de la historia que quería contar. Seguramente el trabajo fotográfico más influenciado por mi profesión es Trashumancia Ir y venir entre vereas.
En sus trabajos podemos ver gran sensibilidad y cercanía. ¿Empatiza siempre con los temas que fotografía o hay temas que preferiría no fotografiar?
La empatía con el tema tratado, la implicación y un proyecto alineado con nuestros intereses, siempre será coherente. La cámara es la excusa perfecta para involucrarte emocionalmente con el tema y acercarte más intensamente a la historia que vas a contar.
La pasión importa, como expresa Rumí -el poeta persa del amor-, debes responder a toda llamada que excite tu espíritu. Cuando algo me seduce o pellizca mis emociones, siento como palpita mi corazón de fotógrafa.
Me gusta fotografiar el lado más amable de las historias. Para las cuestiones más sórdidas, que desde luego las hay, ya están los fotoperiodistas. No se trata de banalizar, ni de ignorar las circunstancias, es simplemente un posicionamiento.
¿Cómo son sus inicios en la fotografía y qué es lo que la cautiva para dedicarse con tanto talento a esta disciplina?
Empecé a hacer fotografías bastante joven, tendría 13 o 14 años. Me regalaron una cámara y un amigo de la familia me enseñó lo básico. Durante mucho tiempo sólo hice fotografías familiares, sin más pretensión artística.
Considero que hay dos momentos básicos en mi evolución como fotógrafa, uno es cuando era estudiante de veterinaria en Córdoba y vi una exposición al aire libre de Sebastiao Salgado. En aquel momento sentí la necesidad de mejorar la calidad de mis fotografías e indagar en ese mundo que era capaz de atraparme como un imán; y otro es a finales de los 90, cuando ingreso en la Asociación Fotográfica de Úbeda, donde descubro un espacio de aprendizaje, discusión y arte que me resulta seductor de la mano de excelentes fotógrafos.
Desde entonces la fotografía ha formado parte de mi vida, de mi tiempo libre y de mi concepción del disfrute.
¿Cuáles cree que son las diferencias que existen entre una fotógrafa amateur y una profesional?
Las fotógrafas amateurs vivimos la fotografía aunque no vivamos de la fotografía.
La palabra amateur tiene para mí un significado semántico muy especial, hacemos fotos por amor a la fotografía y sin que ello suponga nuestro medio de vida, pero tampoco presuponga que nuestras fotografías no puedan alcanzar una calidad profesional.
Ciertamente, no podemos dedicarnos plenamente a la fotografía pero tampoco conozco muchos fotógrafos y fotógrafas que puedan vivir exclusivamente de su obra o que no tengan otra profesión que les aporte un ingreso complementario. Digamos que como los buenos amantes, vivimos un apasionado idilio con la fotografía, fugaz pero intenso.
En los albores de la era fotográfica, éste era un mundo de ‘amateurs’, una élite de aficionadas y aficionados creativos. Cualladó, premio nacional de fotografía en 1994 o Vivian Mayer, siempre fueron amateurs. Las fotógrafas profesionales se ganan la vida con la fotografía pero su esencia más creativa y auténtica se conserva en su espíritu amateur.
¿Nos podría decir qué es lo que lleva en su bolsa de foto y cuáles son sus cámaras y objetivos favoritos?
Personalmente me gusta un equipo ligero y compacto que pase desapercibido y que pueda transportar cómodamente. Viajar significa estar muchas horas pateando, expuestos a la climatología adversa, incomodidades, largos trayectos a pie, carreteras infames…
Actualmente trabajo con una Fujifilm X-T3 una cámara relativamente ligera y versátil, con una buena ergonomía y un diseño muy estético, a un precio razonable. Un equipo que me permite adaptarme de forma rápida y efectiva a las diferentes escenas que se suceden en el viaje.
Mis objetivos favoritos son el XF 18-55mm f2.8-4 R LM OIS. Me parece una lente todo terreno y de elección si quiero ir muy ligera pero a la vez cubrir las distancias focales más frecuentes. También dispongo del XF 10-24mm f4 R OIS WR, el XF 55-200mm f3.5-4.8 R LM OIS, el XF 56mm f1.2 R y el XF 23mm f2 R WR. Dependiendo del motivo a fotografiar, suelo incluir uno o máximo dos objetivos en mi bolsa. El resto se quedan en casa así practico economía de peso sin renunciar a llevar el equipo adecuado en función de la situación fotográfica.
Otros accesorios que añado a mi bolsa son un kit de limpieza, baterías de recambio, tarjetas y una powerbank. Últimamente, el trípode y el flash suelen quedarse en casa.
Usted cuenta con una extensa lista de premios y también es jurado en importantes certámenes de fotografía. ¿Nos podría dar algunos consejos para tener en cuenta a la hora de presentarse a un concurso fotográfico?
Los concursos son un estímulo, un reconocimiento y un buen chute de energía y entusiasmo para seguir trabajando, su finalidad no es alimentar tu ego. Las becas, los festivales, los visionados de portafolios o los concursos fotográficos son una buena oportunidad para reflexionar sobre nuestro trabajo. De vez en cuando es importante, y casi necesario, dejar de hacer y mirar tu producción y proceder a ordenar y editar tu trabajo fotográfico. La participación te va obligando a tener la disciplina de seleccionar y a entrenarte en el proceso de edición, tan complicado para los fotógrafos.
Ante la avalancha de concursos, aconsejaría elegir los que mejor se pueden adaptar a nuestro tipo de fotografía y los más serios y significativos, en relación a:
- Una organización reconocida y prestigiosa.
- La calidad del jurado.
- La exposición del trabajo (física, redes sociales, catálogos).
- La repercusión mediática.
- La cuantía de los premios.
- Los costes de participación.
- El respeto de los derechos de los fotógrafos.
Algunas cuestiones que pueden ayudarnos a la hora de presentar nuestro trabajo:
- Leer bien las bases y lo que considera relevante el jurado. Investigar los proyectos ganadores y finalistas de otros años para ver el enfoque visual de sus autores y cómo los articulan.
- Buscar un título atractivo, sugerente y simple pero no banal, que facilite alguna clave pero que no explique y preparar una buena introducción verbal, clara, precisa y sintética que ayude a comprender la perspectiva del trabajo y que estimule el interés de los visionadores o los jueces.
- Elegir una foto de inicio potente visualmente. Un proyecto de fotografía debe considerarse como un todo y leerse como una secuencia conectada de imágenes que transmitan una narrativa clara, sin embargo, lo que da la primera impresión de tu trabajo es la imagen de portada.
- Aplicar la máxima de que “Menos es Más” porque todo lo que no suma resta. Es preferible tener un trabajo de 10 fotografías potentes que uno de 20 con demasiadas imágenes de «relleno». Sólo muestra lo mejor. Los fotógrafos somos demasiado condescendientes con nuestras fotografías. Se necesita cierta asepsia y objetividad para elegir lo mejor sin la carga emocional del autor. Puede ser interesante buscar una segunda opinión en la que confiemos.
- Buscar una buena secuencia de imágenes que transforme ese grupo de imágenes en narrativa. Piensa en tu proyecto como una película. Con un principio, una trama y un desenlace. No hay una forma correcta o incorrecta de hacerlo. Se trata de buscar ritmo y fluidez, que exista alquimia entre las fotografías en función de colores, masas visuales, formas, significados, etc.
- Cuidar los detalles y la presentación. En la última etapa de selección, cuando todos los trabajos finalistas tienen una gran calidad, la decisión puede depender del cuidado de los detalles.
Finalmente debes tener perseverancia y una buena dosis de suerte. Juzgar arte nunca fué una ciencia exacta, y en cualquier caso hay que pensar que a la decisión de un jurado se le llama “fallo” y que si no ganas el premio, este ejercicio te habrá servido para crecer como fotógrafo.
¿Cuál es el camino que le aconsejaría seguir a una amante de la fotografía como usted?
De entrada aconsejaría leer la carta que en 1982, Sergio Larraín escribió como contestación a uno de sus sobrinos que le pedía algunos consejos sobre cómo ser un buen fotógrafo. Larraín solo necesitó 870 palabras para extractar con sencillez, pasión y poesía la esencia de por dónde empezar.
Algunos extractos de esa carta:
“Lo primero de todo es tener una máquina que a uno le guste, y que sea el mínimo, lo indispensable y nada más”.
“…dejarse llevar por el gusto, mucho ir de una parte a otra”.
“…Luego que has vuelto a la casa, revelas, copias y empiezas a mirar lo que has pescado”…
“…Así vas mirando, para ir viendo. Cuando se te hace seguro que una foto es mala, al canasto al tiro (guardar lo mediocre te estanca en lo mediocre)…”
“…nunca fuerces la salida a tomar fotos, porque se pierde la poesía, la vida que ello tiene se enferma, es como forzar el amor o la amistad, no se puede…”
“…, y vas juntando poesía (lo tuyo y lo de otros), toma todo lo bueno que encuentres.”
“Sigue lo que es tu gusto y nada más. Lo que no te guste a ti, no lo veas, no sirve. Tú eres el único criterio, pero ve de todos los demás”.
“Hacer una exposición es dar algo, como dar de comer, es bueno para los demás que se les muestre algo hecho con trabajo y gusto. No es lucirse uno, hace bien, es sano para todos y a ti te hace bien porque te va chequeando”.
¿Qué opinión le merece el nuevo documentalismo y las nuevas formas de contar historias a través de la imagen como herramienta transformadora de la sociedad?
Desde el fuego de las cavernas en el paleolítico hasta la pantalla del ordenador, los humanos nos hemos sentido fascinados por las imágenes que nos cuentan historias. Todo el mundo ama una historia bien contada y la fotografía tiene un potencial narrativo muy potente. Puede que el lenguaje visual sea menos preciso que el lenguaje verbal pero es más universal y rico en matices para hablar de emociones. De hecho dos personas que no hablan la misma lengua no se pueden comunicar con la palabra pero es posible que se emocionen de forma parecida al contemplar una fotografía.
La fotografía documental es una voz, a veces, muy tímida e inaudible y otras veces poderosa y enérgica para documentar nuestra sociedad y las historias que ocurren en el mundo.
En mi opinión el nuevo documentalismo sigue contándonos el mundo que nos rodea desde una perspectiva más cercana y subjetiva. Trabajan con un lenguaje fotográfico más creativo, buscando los valores estéticos, en paralelo a los contenidos temáticos. Siguen hablando de problemas sociales, culturales, económicos o medioambientales pero también de historias más personales y conceptuales donde la fotografía sirve como refugio terapéutico.
Los textos son una parte importante de ese nuevo documentalismo para agregar profundidad al ensayo fotográfico, apoyando y mejorando el producto final, sin eclipsarlo. Un medio narrativo e ilustrativo que reflexiona sobre el mundo a través de las emociones.
¿Crees que dentro del mundo de la fotografía existe una perspectiva de género?
El propio hecho de la feminidad nos depara maravillosas experiencias. La fotografía no es de género masculino ni femenino, creo que es del género personas. La mirada femenina es diversa y genuina. Los intereses y visiones de las mujeres encuentran en la fotografía una forma de expresión que busca trascender divisiones de género y que en realidad ha contribuido a enriquecer este medio, dotándolo de más plasticidad, y más veracidad.
La mujer retratada por mujeres presenta matices mucho más auténticos porque aporta significados que responden mejor a la visión femenina y su autorrepresentación. El enfoque femenino ha venido a enriquecer la fotografía.
Tiene en mente algún próximo trabajo del que nos pueda contar algo.
Hay líneas de trabajo que me gustaría continuar como la referente a la trashumancia, probablemente ampliando el proyecto a otros países. Tengo pendientes retomar mis viajes, quizás al corazón de África. Necesito la vitalidad y la fuerza que ruge en esa tierra. También hay un proyecto editorial y alguna exposición. Pero mi principal objetivo es seguir disfrutando del placer de ver, sentir y fotografiar.
Equipo utilizado:
Cámaras: Fujifilm X-T1, Fujifilm X-T2, Fujifilm X-T3
Ópticas: Fujinon XF 18-55mm f2.8-4 R LM OIS, Fujinon XF 10-24mm f4 R OIS WR, Fujinon XF 55-200mm f3.5-4.8 R LM OIS, Fujinon XF 56mm f1.2 R, XF 23mm f2 R WR
Sitio Web: katygomez.es
Instagram: @katygomezcatalina
Facebook: katy.gomezlopez.7