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Procesión
por Toro-Goya
Procesión es un proyecto fotográfico y a su vez un cortometraje que se enmarca dentro de una estética barroca, explorando temas profundamente arraigados en la historia cultural, social y política de América Latina. La obra se centra en la búsqueda incansable de los cuerpos de los “Detenidos Desaparecidos” por parte de sus familiares, y utiliza el concepto del “imaginario” como eje central para explorar cómo las imágenes y símbolos pueden dar forma a la memoria colectiva y la identidad. A través de una narrativa que combina elementos argumentales y documentales, la propuesta se convierte en una obra de reflexión y denuncia a 50 años del Golpe de Estado ocurrido en Chile en 1973.
El concepto de imaginario en la obra se construye a partir de imágenes populares que, cuando son reinterpretadas en el contexto artístico, generan un imaginario documental cargado de significados múltiples. Estas imágenes cotidianas son representativas de la cultura y las experiencias compartidas de una comunidad, funcionando como un lenguaje simbólico que transmite mensajes más allá de lo visible.
El autor utiliza un enfoque narrativo que entrelaza tiempos históricos, yuxtaponiendo lo icónico con lo documental. Este cruce de tiempos y significados es una característica recurrente en su trabajo, permitiendo que lo pasado y lo presente dialoguen continuamente. La obra utiliza esta estrategia para explorar cómo las imágenes del pasado persisten en el presente, manteniendo vivos ciertos aspectos de la memoria cultural.
La relación entre cuerpo y alma se aborda en el contexto de los Detenidos Desaparecidos. Estos cuerpos, que no están ni vivos ni muertos en el sentido convencional, continúan existiendo en un espacio imaginario sostenido por la memoria de sus familiares. La obra muestra cómo la potencia de estos cuerpos desaparecidos se transfiere simbólicamente a través de objetos y recuerdos, permitiendo que su presencia siga influyendo en el presente.
La propuesta introduce un cuerpo transgénero como símbolo de los cuerpos desaparecidos. Este cuerpo, que lleva las cicatrices de su transformación, representa la transición, y el cambio. Es un cuerpo en transición, en un espacio temporal de cambio. Es el cuerpo resurrecto en otro, el que vuelve para ser otro cuerpo, sin importar su género. Tensiona la identidad, la que se rebela ante el sistema, identificándose con un cuerpo sacro o también con un cuerpo que transita de desaparecido a encontrado.
Este cuerpo simboliza la esperanza de aparecer como otro, como otra, pero también evidencia sus cicatrices que lo refieren a su pasado.
Los afectos e imagen se exploran a través de los objetos de memoria que encarnan la presencia ausente de los cuerpos desaparecidos. Estos objetos, como ropa y fotografías, son pruebas tangibles de la existencia de los desaparecidos y se convierten en portadores de su memoria. En Procesión, estos objetos no solo evocan el pasado, sino que también activan la memoria, manteniéndola viva en el presente.
Toro-Goya utiliza la temporalidad de las imágenes para crear un paralelismo entre la narrativa cristiana de la resurrección y la lucha por encontrar a los desaparecidos. Este enfoque sitúa a los personajes en un espacio simbólico donde lo sagrado y lo popular se entrelazan, reforzando la idea de que la memoria de los desaparecidos sigue viva en el imaginario colectivo, y que su ausencia no es un fin, sino un estado transitorio.
La elección de un estilo en blanco y negro para el cortometraje refleja la conexión con los retratos fotográficos de los desaparecidos, creando una estética que refuerza la narrativa y subraya el carácter alegórico de las imágenes. Las fotografías en el cortometraje se presentan como protagonistas, ya que sus retratos son llevados en una procesión, simbolizando los cuerpos ausentes que exigen su aparición.
Estas imágenes fotográficas funcionan como cuerpos metafóricos que, a través del montaje, traen al presente a los desaparecidos. Se convierten en monumentos móviles que participan activamente en la construcción de la memoria colectiva, manteniendo viva la esperanza de los familiares y la lucha por la justicia. El autor sugiere que, aunque estas fotografías son representaciones del pasado, tienen la capacidad de influir en el presente, conectando a los familiares con sus seres queridos a través de un tiempo detenido en la memoria.
La obra establece un diálogo entre la realidad documental y argumental, utilizando personajes enmascarados que representan el mal de forma alegórica y que contrastan con la seriedad de la procesión. Este diálogo refuerza la idea del “pueblo que falta,” un concepto de Deleuze que se refiere a la lucha de un pueblo por existir y que, en este caso, se materializa a través del arte y la narrativa comunitaria.
El espacio escénico, aunque referencial, simboliza el lugar negado donde se encuentran los desaparecidos, representando el trauma y la esperanza de sus familiares. El director propone imaginar cuerpos que, aunque ausentes, permanecen vivos en la memoria de quienes los buscan. Este acto simbólico de procesión se convierte en una lucha contra el olvido, donde los cuerpos ausentes se integran en una performance que exige justicia.
Acerca del Autor:
Toro-Goya (1970), fotógrafo profesional, doctorando en artes, y artista visual. Su labor aborda la gestión, investigación y creación en el ámbito de la fotografía patrimonial y contemporánea. Es experto en técnicas fotográficas del siglo XIX, con las que elabora sus obras cargadas de simbolismo político-social centrado en la representación de los imaginarios latinoamericanos. En México ha consolidado su lenguaje técnico y estético; con el cual se ha instalado en el circuito internacional como referente de lo que él denomina “Documentalismo Barroco”.
Su particular mirada y propuesta está elaborada minuciosamente desde la elección del soporte fotográfico hasta la escenificación de sus historias. Usando especialmente técnicas decimonónicas que caracterizan sus narrativas visuales. Ha realizado más de 50 exposiciones, y presentaciones en América, Asía y Europa. Exposiciones y presentaciones realizadas en: Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, Museo de Arte Contemporáneo de Chile, Museo Nacional de Bellas Artes en Argentina, Museo Diego Rivera de México, Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de México, Museo de Arte Contemporáneo, Oaxaca de México, Centro de la Fotografía de Montevideo de Uruguay, Museo de Artes de Taipei China, Penumbra Foundation New York, ImageneSingulière Francia, MOMA Museo de Arte Moderno de Nueva York entre otros.
Ha publicado 32 libros con su obra. Recibió el premio Municipal a las Artes Visuales, Coquimbo 2016. Ha obtenido la beca Fondart en Chile y la Beca Conaculta en México. El año 2014 y 2016 fue nominado para la prestigiosa beca de Magnum Photos Foundation. El 2016 y 2018 fue Seleccionado por el New York Times para el New York Annual Review. Su obra es parte de las colecciones de numerosos museos y archivos fotográficos en Chile, México y Estados Unidos. Entre ellos, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), Museo Arkive, Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de México y el Centro Nacional de Arte Contemporáneo, Chile.
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