Claudio Frías: JINETES DEL HIELO

Jinetes del Hielo

por Claudio Frías

Transcurre  el mes  de  abril de  2014. La  búsqueda  de un tema  fotográfico  siempre  es  una  complejidad  para  cualquier  fotógrafo  documental. La historia de los habitantes  aledaños al glaciar Steffen, en Campo de Hielo Norte de Aysén, representa el  legado de los  grandes  exploradores, aquellos que  lucharon por  una  vida, una  historia.

 

 

06 abril 2014.- La salida es una incertidumbre, el guía dice que son 2 horas sin olas y sin viento, condiciones que aparecen y hacen pensar en una demora.

Un bote de madera algo artesanal, salvavidas añosos y muchos silencios en el viaje , pero el guía, piloto y capitán es de la zona lo cual da fe de ser seguro.

Finalmente fueron 4 horas de navegación tranquila, por un fiordo lleno de colores y paisajes de la Patagonia, que me hacen rememorar hacia donde voy y en que búsqueda estoy.

La historia de Steffens. Sus rutas desde la mirada de una familia local

Los Vargas Alvarado, familia compuesta por el patriarca René, su mujer y dos hijos, quienes viven a orilla del ventisquero Steffen y representan una de las formas más antiguas de vivir en la Patagonia chilena, donde el aislamiento y el duro clima son parte de cómo se sobrevive en la zona.

El glaciar Steffen se descuelga desde  Campo de  Hielo Norte, siendo parte del Parque Nacional San Rafael, localizado en las coordenadas 4736659 N y 596879 E huso 18 Sur.

Se accede al campo familiar vía marítima, luego a caballo en un recorrido de unas doce horas desde la caleta.

Ese día al llegar a Tortel el contacto con la historia de los Vargas es inmediata. Varios pobladores los mencionan por el esfuerzo de hacer patria en esa zona. Difícil cultivar, criar animales y mas aún pasar inviernos con temperaturas de 20 grados bajo cero, donde el contacto con la civilización es complejo.

Voy en búsqueda de la historia de los Vargas Alvarado.

© Claudio Frías

07 de abril; 14:45 Luego de 4 horas de navegación llegamos a una playa extensa y de arena fina de tipo glaciar. René me cuenta que esta arena tiene como origen el retroceso del glaciar Steffens y que finalmente se forma cuando el hielo tritura las piedras de millones de años de antigüedad.

17:58 Dejamos la embarcación, y ahora viajaremos unas 4 horas a caballo. Duro, sin galope. Sólo a paso lento. Una montura de cueros añosos y el ambiente de arenas finas que muestra frío y soledad.

19:00 Llegamos a la laguna que desagua el ventisquero y conecta el río Huemules, un curso de agua turbulento pero intenso. Los Vargas inician rápidamente el desensille de los caballos para bandear los animales y cruzar el río, faena nunca vista por mí.

Los botes aparcados en la orilla sur pasan nuestros pertrechos, para luego iniciar la misma faena con los animales. Caballos cruzando aguas con temperatura de mas de 15 grados bajo cero, nadando casi para sobrevivir de la hipotermia y el cansancio de una faena épica.

El ver estos caballos nadando por el río, entregados a sobrevivir de las inclemencias de la naturaleza, impactan y sobrecogen. Intento mantener el dedo en el obturador. Clic y mas clic. Nunca dimensiono lo dramático de la situación.

Finalmente los veo cruzar a los seis caballos. Siento tranquilidad, pero también admiración por la faena que los Vargas ejecutan con una mecánica natural que muestra oficio en estas actividades.

Los caballos nobles y entregados a sus destinos nadan resoplando con solo la cabeza sobre el agua, y creo profundamente que entregarse significaría la muerte en estas gélidas aguas.

Me acerco al que era mi compañero de viaje, y solo abracé a este equino mostrando mi humildad frente a quien me cargó por 4 horas, y quién luego de este bandeo lo hará por otro trecho de camino.

Creo que los Vargas me miran y entienden mi emoción. Creo que ellos se emocionan a cada momento por la fuerza de los caballos, que si bien son animales de trabajo, aquí son compañeros de vida frente a la adversidad del lugar, de las circunstancias.

19:40. Luego de 2 horas de viaje llegamos a una tapera en medio de un tupido bosque. Refugio confortable para mí.

Las faenas de preparar nuestro alojamiento y cena, parecen lentas con el hambre y el cansancio, pero fijo mi atención en los caballos que afuera descansan.

Se ven cansados, pero enteros. Junto a un reparo de árboles comen pasto húmedo de una pradera llena de flores rojas y mucho verde. Me sorprende verlos a contraluz, casi mágicos transpirando luego de una faena de 4 horas con jinetes inexpertos como yo. Con cámara en mano fotografío primeros planos, entre caras, aperos, colores fuertes de un hermoso alazán. Hago pasar los minutos para fijar mi atención en la preparación de la cena por parte de René Vargas hijo.

Es un medio cordero al palo. Una cena patagona que, entre lazos y aperos, se prepara meticulosamente. Los Vargas son gauchos en estas faenas de empalar los alimentos para dejar frente a un fuerte fuego de ñires.

En la espera don René padre saca un acordeón de los antiguos, esos que hacen añorar tiempos junto a los abuelos y que me hace imaginar los primeros viajes de pobladores colonos, cuando la única entretención del día era un poco de música al anochecer junto a la familia.

Me interesa esa conjunción entre fuego, acordeón, cordero entre brasas y trashumantes secando sus ropas frente al fuego. Mi cámara no deja de hacer clics buscando las caras de los convocados a la cena, que entre ordenar los aperos y miradas melancólicas se dejan retratar.

La cena se muestra intensa y apetitosa. Con un bocado de cordero termino de escuchar el acordeón de don René y escuchar su historia de vida.

De cómo llegó a esta zona. De lo complicado de vivir y mantener un piño de animales que sirven para la subsistencia familiar, pero por sobre todo del orgullo que sienten de ser chilenos y hacer patria en este sector, es la historia de los Vargas que nos va relatando don René.

Ya entre frazadas y bien arropado para dormir, recuerdo el intenso día que termina, con historias, paisajes y colores hermosos, entre aventuras y fotografía.

© Claudio Frías

08 de abril: 08:30 Se inicia el día con un buen café de manos de mis anfitriones.

El amanecer me entrega mucha intensidad en colores. Salgo a buscar bosque y colores entre un sol que recién se muestra.

Los contrastes se muestran intensos e intimidantes. No termino de disparar fotografías entre bosques y la tapera que nos sirve de techo seguro.

Llega la instrucción del patriarca de los Vargas, René, de iniciar el recorrido hacia el ventisquero y así apreciar la dureza del lugar.

Sigue el recorrido a caballo por una hora, cuando detrás de una loma aparece por fin el ventisquero Steffens.

Intimidante en su expresión más gélida. Témpanos gigantes frente a nuestra presencia humana. Por fin me doy cuenta de lo frágil de cualquier presencia humana en el lugar.

Una laguna verde oscuro que lo precede, nos muestra un paisaje de la era del hielo. Penitentes, grietas y témpanos de fuertes blancos con celeste, me obliga sólo a obturar fotos, una tras otras y pensando como mediar tremenda historia de los Vargas con un lugar donde la soledad se muestra de la manera mas brutal.

Me lo preguntaba cuando René hijo me lanza la primera gran reflexión que inspira este registro: “ Este es mi patio, y me siento orgulloso que así sea”.

Que valentía de hacer vida en este lugar alejado de las grandes urbes.

Nos damos una hora para hacer registro del momento y el emplazamiento. Iniciamos el regreso con algo de nostalgia. El lugar es tremendo para hacer fotos y sobre todo registrar la vida de una familia con la templanza de vivir aquí.

Otra hora y nuevamente en la tapera. Almuerzo de cordero y acompañar a los gauchos del hielo a revisar los animales, los aperos y la operativa del viaje.

© Claudio Frías

16.00.- Continuamos con fotos del sector y la vida de los Vargas. Vemos pasar otros vecinos del sector y nace la pregunta que pronto todos contestan. “ Aquí nos ayudamos entre todos pues en algunos momentos nos necesitamos todos y la vida de los vecinos es esa, ayudarnos.”

18:00.- Anochece, y nuevamente inicio una sesión de fotos junto a animales silvestres, los caballos y algunos vacunos que se ven a la distancia.

La cena nuevamente nos regala un fogón, acordeón y mas historias familiares.

© Claudio Frías

9 de abril 08:30.- Junto a René padre, Daniel y René hijo, desayunamos con tortas fritas y un buen café.

Es hora de iniciar el regreso a Tortel.

Nuevamente la faena de bandear los animales. Me impresiona los equinos hidalgos en su lucha por cruzar el río Huemules.

El regreso esta lleno de recuerdos y nostalgia en las historias de la familia Vargas, dignos representantes de los gauchos de Aysén, Verdaderos Jinetes del Hielo.


Acerca del Autor:

Claudio Frías es un destacado fotógrafo nacido en Coyhaique, Chile. Con una pasión innata por la naturaleza y los paisajes patagónicos, Frías ha dedicado gran parte de su vida a capturar la majestuosidad de su entorno.

Sus fotografías no solo reflejan la belleza y la diversidad de la región, sino que también narran historias de las personas, la cultura y la vida cotidiana en esta remota parte del mundo.

Desde joven, Frías se sintió atraído por la fotografía como una forma de expresar su admiración por la naturaleza. A lo largo de los años, ha perfeccionado su técnica y desarrollado un estilo único que combina la precisión técnica con una profunda sensibilidad artística. Su trabajo ha sido reconocido a nivel nacional e internacional, con publicaciones en diversas revistas especializadas y exposiciones en galerías internacionales.

Además de su trabajo como fotógrafo, Claudio Frías es un ferviente defensor del medio ambiente. A través de su lente, busca generar conciencia sobre la importancia de conservar los paisajes y ecosistemas de la Patagonia chilena. Su compromiso con la sostenibilidad y la protección del medio ambiente se refleja en cada una de sus imágenes, que invitan al espectador a valorar y respetar la naturaleza. Hoy en día, Frías continúa explorando y documentando la belleza de Coyhaique y sus alrededores, inspirando a nuevas generaciones de fotógrafos y amantes de la naturaleza con su visión única y su dedicación inquebrantable a la conservación del patrimonio natural de Chile.

Enlace:

@friasclaudio

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© 2019 Caption Magazine. ISSN 0716-0879