Lee Miller
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Interrogation of a Frenchwoman who has had her hair shaved off for consorting with Germans, Rennes, France, 1944. © 2023 Lee Miller Archives, England. All rights reserved. www.leemiller.co.uk
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Lee Miller: Fotografías
Texto: Kate Winslet
Lee Miller se inició en la fotografía a una edad temprana, perfeccionó su oficio en París, donde se relacionó con los surrealistas y artistas de vanguardia como Jean Cocteau y Picasso. Junto con Man Ray, descubrió accidentalmente la técnica distintiva de la solarización para crear fascinantes efectos de halo. Después de establecer su propio estudio fotográfico en Nueva York, donde se convirtió en una destacada fotógrafa comercial, se mudó a Oriente Próximo y Europa antes de convertirse en la fotógrafa de guerra oficial de Vogue, un período durante el cual tomó muchas de sus fotografías más icónicas.
Enviado desde «Saint-Malo», octubre de 2022
Existen muchas historias de chicas a las que les sucedieron cosas. Lee Miller era una mujer que hizo que las cosas sucedieran. No me importa admitir que la adoro.
Lee Miller tomó algunas de sus imágenes más cautivadoras durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, lo que tienen de extraordinarias es que muy pocas son fotografías de guerra tal como se podría esperar. Pero es que poco de Lee era «como se podría esperar». En una época en la que se obstaculizaba o directamente se prohibía a las mujeres que cubriesen conflictos armados, ella se unió al avance aliado por Europa entre 1944 y 1945. Que esto lo hiciera como un encargo de Vogue es simplemente un giro improbable de los acontecimientos.
La carrera de Lee despegó con Vogue en 1927, cuando su fría belleza, que resumía la era del jazz en Nueva York, apareció en la portada de la edición estadounidense. A partir de entonces se convirtió en una de las modelos más cotizadas, aunque tenía experiencia en ambos lados de la cámara. El padre de Lee la fotografió desde niña de un modo que ahora nos hace sentir muy incómodos, pero también le enseñó la disciplina técnica que hay detrás de la magia de la fotografía.
A los veinte años, Lee decidió qué lado de la cámara prefería, al anunciar: «Prefiero tomar una fotografía que ser una fotografía». La chica que creció siendo observada se convirtió en la mujer que aprendió a ver a los otros. Quizá porque recordaba qué se sentía siendo el sujeto silencioso de la mirada masculina, se implicó activamente con sus modelos femeninas, a las que a menudo vemos riendo a través del objetivo.
Su amigo y colega estadounidense David E. Scherman, corresponsal de guerra, estaba de acuerdo con ella en que una fotografía no solo se toma, también se hace. Ambos organizaban las cosas, las movían, para crear una mejor imagen. Cuando Lee llegó a una Europa castigada por la guerra, trabajó de forma rápida y eficiente, ya fuera revelando fotografías de la liberación de París en la bañera de un hotel en esa ciudad, o posando en la bañera de Hitler en el apartamento privado del Führer en Múnich.
«La chica en la bañera de Hitler». ¡No es necesariamente la descripción más apropiada! La imagen por la que Lee Miller es más famosa es, sobre todo, la de una mujer que además participó activamente en su creación, incluso aunque fuera Scherman quien pulsara el disparador. Es una puesta en escena meticulosa a cargo de un par de malditos profesionales que conocían el poder de una fotografía para contar una historia más profunda. Y se tomó utilizando la cámara de Lee, no la de Scherman.
Lee también fotografió a David en la bañera —aunque ambos sabían sin duda que la visión de ella, desnuda excepto por una toalla, atraería mucho más la atención. Tuvieron cuidado de que sus pechos quedaran cubiertos, sabiendo que la imagen nunca pasaría el filtro del editor de fotografía de haber estado a la vista. No obstante, la imagen fue totalmente organizada por Lee. La fotografía enmarcada del Führer está colocada de forma precaria en el borde de la bañera, quizá para señalar una caída inminente (Lee y David no sabían todavía que Hitler estaba muerto). La desagradable escultura de desnudo que aparece en el encuadre podría estar ahí como un recordatorio de un ideal ario despreciable. Y sin duda no es casualidad que la metáfora del asesinato esté justo en el centro: las botas de combate de Lee, después de que Lee hubiese limpiado la suciedad de Dachau en la absurda alfombrilla de baño del dictador.
Aquí vemos el epítome de quién era ella en verdad. Audaz, decisiva y honesta. Tomaba decisiones (incluso temerarias) a su propia manera. Un punto fuerte adicional de esta fotografía es que es claramente humana. Imagine el alivio de una ducha caliente después de meses vistiendo ropa asquerosa. Incluso la imagen más icónica parece ser una cosa, y luego, de hecho, también puede ser otras cosas —justo como la propia Lee—.
Lee pagó un precio personal muy alto por lo que vio durante la guerra. Su cerebro se convirtió en un objetivo fotográfico que nunca podía dejar de captar. No podía «no ver» las desgarradoras atrocidades que había fotografiado.
Sin embargo, no olvidar la mayoría de las imágenes que nos dejó nos llena de alegría. Sus amigos de la Riviera Francesa resplandecen bajo el sol del sur. Su mirada surrealista de la fotografía de moda —modelos que posan con máscaras contraincendios, — muestran un amor por lo absurdo además de un oportuno espíritu «ingenioso». Lee nunca se sintió avergonzada por sus inicios en el mundo de la moda, por llevar un uniforme diseñado por Savile Row ni por utilizar referencias de estilo para describir una compañía que se dirige al combate, con «granadas colgando de sus solapas como broches de Cartier».
La palabra «musa» aparece en todas partes. Me irrita hasta el alma porque se ha utilizado con demasiada frecuencia para definir quién era Lee, basándose únicamente en su aspecto. Para mí fue una fuerza vital a la que tener en cuenta, mucho más que un objeto de atención de los hombres famosos con los que se asociaba. Esta fotógrafa-escritora-reportera hizo todo lo que hizo con amor, deseo y coraje, y es una inspiración para lo que uno puede conseguir, y para lo que uno puede soportar, si nos atrevemos a agarrar la vida firmemente entre las manos y vivirla a todo gas.
Su legado es extraordinario.
-Kate Winslet
Escrito desde el set de rodaje de Lee (un poco abrumada, y probablemente con menos valentía que Lee)
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