Reflejos de Valparaíso
Reflejos de Valparaíso
Reflejos de Valparaíso
Reflejos de Valparaíso
Reflejos de Valparaíso
Reflejos de Valparaíso
Reflejos de Valparaíso
Reflejos de Valparaíso
Ricardo Carrasco Stuparich
Salir a fotografiar por las callecitas de Valparaíso es siempre un agrado.
La dicotomía arquitectónica de la ciudad, emplazada en los cerros angulosos que se desbordan hacia el océano trae imágenes frescas y distintas.
¿Por qué Reflejos de Valparaíso?. Conozco muchas ciudades extendidas en lomajes y serranías pero Valparaíso me parece distinto. Las edificaciones se descuelgan al mar, penden desde las serranías como si una fuerza superior las quisiera desplomar al océano y dejara que las viviendas, edificios públicos y patrimoniales se entremezclaran con el abismo de sus costas.
Cerros y hendiduras, tajos de tierra y concreto donde el desarraigo es constante y notorio, prueba de ello es el abandono de muchas de sus construcciones, quedando al garete en una ciudad que les da la espalda. Algunos murales y pinturas intentan ocultar y alegrar su aspecto, pero resulta en una mixtura disonante y a la vez atrayente. Techos descoloridos se funden con manos y personajes de ficción, algunos extraídos de cuentos y mitologías lejanas y otros simplemente las ideas de un artista local que desea ocultar su cotidiano plasmando colores y formas.
En este océano de formas, antiguas y modernas, saturadas de vivencias portuarias y aire salino es donde Valparaíso se torna al mar, ya sea por convicción propia o como dije antes, obligado por su geografía del desarraigo.
No resulta posible abordar y abarcar esta lucha entre la ciudad humana y la ciudad que es impedida de ser por las formas y colinas abruptas si no es con una mirada amplia. Donde todos estos elementos se hacen visibles, evidentes y le otorgan su carácter peculiar a la ciudad. Valparaíso es eso, es un reflejo sobre un gigantesco espejo azul, a veces gris, sobre un mar poblado de formas y cubos, de un puerto sólo de paso.
Así nace el proyecto Reflejos de Valparaíso, que estoy trabajando en blanco y negro y que será desarrollado en su totalidad con una cámara Linhof de la cual se hace referencia en las últimas páginas de la revista. Ese formato permitirá rescatar minuciosos detalles de las callecitas y el espíritu porteño que se desprende cerro abajo, o cerro arriba, dependiendo cómo se observe, el puerto. En monocromo o blanco y negro porque quiero relevar las altas luces de sus latas y techumbres iluminadas por el sol nítido y pintar con las sombras profundas de sus quebradas, aleros y socavones. Sombras que se proyectan de un edificio a otro, como tratándose de mantas de oscuridad que producen formas, figuras filosas y geometrías. Un formato así permite no alterar la arquitectura, la mantiene incólume, no comprime nada, no aleja nada, no curva nada, la porción de realidad que selecciona es quirúrgica y real; siendo una parcela muy objetiva de lo que el observador ve en la realidad.
Equipo fotográfico:
– Cámara: Canon 5D Mark II
– Optica: Olympus 28mm, 105mm
Sitio web: www.rcsphoto.net