El mundo de Cristina De Middel: “busco preguntas, no certezas”
Por Claudio Soto
Esta profesional es como un torbellino que combina imágenes sacadas de la calle, cultura pop, historias irreales y cómic. Se trata de un gran collage que cuestiona la realidad desde otro punto de vista, el menos explorado, con el fin de poner en tela de juicio, lo que, a la vista de todos, parece normal.
Así es el trabajo de la embajadora de FUJIFILM, Cristina De Middel, reputada fotógrafa española que en esta entrevista con CAPTION Magazine, desde la ciudad de Sofía en Bulgaria, aborda su trayectoria, lo que quiere conseguir y cómo se proyecta en el tiempo.
Su inquietud es infinita e intranquila, por lo que ya se encuentra preparando un nuevo libro (junio de 2024) que retrata la dureza de la migración mexicana en la frontera con Estados Unidos, en donde -explica- ha logrado volcar todos sus conocimientos para alcanzar un equilibrio entre la escenificación y lo documental. Simple, directa e incisiva.
Cristina, a fines de los noventa, te fuiste a EE. UU. becada ¿Qué rescatas de esa experiencia?
Fue un año de intercambio en la Universidad. En Valencia estaba estudiando Bellas Artes y me dieron una beca para Oklahoma, ya que tenía instalaciones muy buenas y era unas de las pocas que tenía un escáner de negativos. Era una época en donde lo único que había era la fotografía analógica. Fue una año divertido e interesante, y para mí fue una posibilidad de centrarme en la técnica fotográfica porque la universidad tenía esos medios. Fue un año intensivo en donde toda la parte técnica se consolidó. Había cámaras de gran formato, con información muy técnica. Era un lugar extraño, muy exótico, que te estimula a fotografiar cosas muy diferentes.
¿Llegaste ahí a la fotografía callejera o a la cultura pop que muestras en tu trabajo?
Eso fue mucho después. En la Universidad aprendí los básicos. Siempre he tenido una vena de exploradora y siempre que tenía dinero compraba un pasaje para irme donde fuera. Iba mucho a EE. UU., porque aún era barato y era un lugar donde se podía explorar con facilidad. En uno de los primeros viajes que hice a EE. UU. en solitario gané un concurso de cómics en el que recibí el equivalente a 1.500 dólares; y con ese dinero me dio para vivir un mes en Nueva York. Allí es donde empezó el registro más personal de las cosas que me rodean.
Posteriormente estuviste estudiando en Barcelona ¿Cómo sumaste ese aprendizaje a tu formación?
En Valencia terminé la carrera, y en Barcelona lo que hice fue una diplomatura en fotoperiodismo. Después de terminar Bellas Artes no me sentía ni con las ganas ni preparada para entrar en el mundo del arte. Me apetecía entrar a un mundo más cercano, y así llegué a la fotografía. Me fui al otro extremo para hacer contactos, para formarme y entender cómo iba el mundo.
Después, en un giro, trabajaste para la Cruz Roja española en operaciones de Paz y tuviste una formación como corresponsal de Guerra…
Si. Eso fue una búsqueda de cómo sobrevivir en este mundo que es tan incierto y complicado, además si eres mujer. Después de terminar el posgrado en la Universidad Autónoma de Barcelona, era muy difícil ejercer porque había cuatro fotógrafos debajo de cada piedra. Entonces, me fui a Ibiza y allí estuve viviendo cinco años y fue en el primer lugar donde tuve la oportunidad de trabajar y ganar dinero haciendo fotos en eventos, bodas, discotecas. También, empecé a trabajar en el diario de Ibiza, que es un periódico local. Para compensar, comencé a utilizar mis vacaciones para hacer temas mayores que no fueran las noticias locales de una isla, entonces empecé a colaborar con distintas ONGs. Posteriormente volví a Alicante. Todas las vacaciones que tenía las trabajaba con Médicos sin Fronteras, o la Cruz Roja con el fin de acercarme a los dramas humanos de mayor calibre.
Desde el 2007 en adelante, recibiste varios reconocimientos en distintas áreas y en distintos países ¿Esos premios ratificaron lo que buscabas?
Los premios eran una manera muy buena de conseguir fondos para luego irme a hacer fotos y las historias que yo quería. Los concursos no sólo eran para tener apoyo a nivel financiero, sino que también todos los contactos que te abren esas puertas. Forma parte del trabajo de freelance.
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Tus libros son como un gran collage. Vemos combinaciones, juegos, ironía, mundos reales, cultura pop, a veces cercanas al cómic, pero irreales a la vez ¿Qué quieres transmitir?
Cada libro transmite una cosa. No hay un gran tema general que quiero transmitir. Hay libros que juegan con la ficción porque es necesario, porque quiero que la gente se cuestione esa realidad. Como por ejemplo pasa con mi último libro, Gentlemen´s Club, que no tiene nada de ficción. Lo que normalmente busco es crear historias que me gustaría consumir como audiencia y crear los libros que me gustaría comprar como persona. Si hay una línea común entre todos los proyectos es la idea de intentar que la audiencia se haga preguntas a través de la fotografía y no certezas. Me gusta pensar que mi trabajo hace preguntas.
En una de tus publicaciones individuales, la que más destaca es la de “Los Afronautas” ¿Qué te llevó a trabajar en ello?
Con Los Afronautas lo que quería era colocar a la fotografía que se hace de África en un lugar distinto. Si miras detenidamente todas las fotografías que hay de África y todos los fotógrafos y las imágenes que consumimos, casi siempre te enseñan lo mismo. Pueden ser guerras, pobreza, cualquier tipo de estrés, mujeres violadas con niños. Siempre hay una serie de estereotipos clichés que son los que conforman nuestro entendimiento visual de un continente que para mí no es completo. Así, encontré esta historia de un programa espacial africano que ocurrió en 1964, y del que hay muy pocas imágenes, pocos registros, y lo que decidí fue crear esas imágenes basadas en mi estereotipo. De cómo yo creo que sería un programa espacial africano, que al final pone sobre la mesa todos los prejuicios que tengo y que tiene la gente blanca, europea o que no ha ido nunca a África.
¿Y, con Polyspam?
Esta es una serie que va acompañada de un texto. Se trata de correos no deseados (spam) que recibo: un príncipe nigeriano, una viuda que te quiere dar una maleta con dinero. Es jugar con lo que nos creemos o no, y como una imagen fotográfica puede cambiar esa relación. Tu recibes un correo de este tipo y ni siquiera lo lees porque lo borras y lo pones en la papelera. Entonces, lo que hice fue coleccionar y hacer un retrato robot e imaginar la escena. Son 8 imágenes en que la gente cree que sí existen estas personas. En realidad, es toda una farsa, pero el hecho de que haya una imagen lo convierte en algo verdadero y eso me parece muy interesante.
También hay algo de decadencia o temas en que se ve generalmente una parte, como, por ejemplo, la prostitución con Club de Caballeros…
No lo llamaría decadencia. La línea conductora de mis proyectos es darle la réplica a la manera tradicional de cómo nos cuentan las cosas, sobre todo los medios de comunicación. Te presentan las cosas, pero tenemos que ir un poco más lejos como audiencia. En Gentlemen´s Club, es la prostitución, pero para intentar equilibrar esa balanza visual y hacerles fotos a los clientes hombres. Empecé en Río de Janeiro (Brasil), y es todo un proceso que consigan posar y que me cuenten su versión. Les pagaba a ellos por posar. Había un cambio de roles en donde se estaban descubriendo a cambio de dinero.
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Eres una reconocida embajadora de Fujifilm ¿Qué hace que trabajes con estos equipos?
Creo que, por mi perfil, en que mi trabajo parte como documental, pero en que el destino final en muchos casos es una galería o libro, requiere cierta calidad y la posibilidad de ampliar mucho la imagen. También, es importante que mis equipos sean ligeros. Las cámaras de FUJIFILM en este caso son la mejor opción, pues combinan estos dos elementos y me permiten hacer grandes ampliaciones. También, son equipos muy intuitivos de manejar. Fue una elección casi natural. Llevo aproximadamente cinco años con ellos.
¿Hay algún equipo o herramienta fetiche que siempre esté en tu velador o en tu cabeza?
Voy siempre con la FUJIFILM GFX 100S, de formato medio; y en los objetivos, ahora estoy bastante enganchada con los 80 milímetros, muy luminosos. Para cada caso, voy con una cámara y con varios lentes. También llevo una FUJIFILM GFX 50R que es la que tenía antes, que la llevo siempre de backup por si falla algo.
¿Sigues a algún profesional de la fotografía?
Mi gran descubrimiento ha sido Sandra Eleta de Panamá, que es una señora de la fotografía, y que es un chorro de aire fresco. Me encantaba su fotografía que es muy clásica y tradicional, pero también muy humana; y al conocerla se ha multiplicado por 10 mil esa admiración.
¿Si tuvieras que dar algún consejo a algún fotógrafo joven, qué le dirías?
Que fuese muy paciente y que tuviese la piel muy gruesa. Que se acostumbrase a ello y que parta de la base que antes del primer si, van a llegar 4 mil noes, y que no es una carrera de velocidad, sino que de fondo y que el que más aguante, insista y se esfuerce, tiene más posibilidades de conseguirlo. Es una trabajo muy solitario y sacrificado.
Equipo:
Cámaras: FUJIFILM GFX 100S , GFX 50R
Óptica: FUJINON GF50mm F3.5 R LM WR
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