Studio Nomad: Archivo rural contemporáneo
Studio Nomad: Archivo rural contemporáneo
Retrato Nómada: archivo rural contemporáneo es una propuesta artístico-social que documenta la identidad y genera memoria para el futuro, de las pequeñas comunidades rurales de España durante la década de los años veinte del Siglo XXI.
Para eso, Eli Garmendia y Carlos Pericás, bajo el nombre de Nomad Studio, recorren el territorio rural con una autocaravana convertida en estudio itinerante, conocida como “la Bitxa”.
Los protagonistas retratados, forman parte de comunidades de pueblos con menos de 500 habitantes, en los cuales, el entramado social que los mantiene vivos es muy complejo. Garmendia y Pericás, coinciden en que en un contexto en el que la supervivencia de muchos de estos pueblos pende de un hilo, Retrato Nómada es una celebración de la identidad compartida a través de los retratos. “La Bitxa” se convierte en un lugar de encuentro neutro, donde, a través de los retratos individuales que se les realizan, se pone en valor a cada individuo dentro de su comunidad. La suma de los retratos despierta un sentimiento de orgullo y pertenencia a su pueblo, a su comunidad, siendo el Archivo resultante, testimonio de la interdependencia y la conexión humana de estas comunidades rurales. La metodología desarrollada por los autores ha ido desarrollándose, no desde la teoría, sino desde el trabajo de campo.
Hoy en día, la gran mayoría de las personas nos sentimos vulnerables ante la cámara. Seguramente es debido al contexto social. Vivimos en una época donde los usos y los abusos que se hacen (y hacemos) de las fotografías, se sienten lejos del control propio. Empatizar y generar confianza con la comunidad se convirtió en el primer reto del proyecto.
El desarrollo de la propuesta, comienza con la instalación del estudio fotográfico en la plaza del pueblo, con una duración de entre 3 y 7 días. De esta manera se pone a disposición de los habitantes el estudio, para que se acerquen y se dejen retratar. Esta es la base y esencia de la metodología del trabajo que han desarrollado los autores hasta ahora. No actúan como cazadores, sino como facilitadores.
Están en el pueblo para ellos, para que cada cual se acerque a retratarse en el momento que mejor le vaya. Ese tiempo les da espacio a los autores y a los habitantes, a conocerse. Es desde esta calma y sin prisas, la clave para generar la confianza suficiente para conseguir un buen resultado.
El acto fotográfico, ese momento donde fotógrafo y persona se miran a los ojos ya en el estudio, es extremadamente breve, muchas veces no supera los dos minutos. Una vez más, la clave está en ese estar. Estar presente, observar todo el contexto que Carlos procesa rápidamente para, en ese breve instante, conectar con la persona, haciendo un ejercicio de comprensión del estado de la persona que se presenta ante él y sus necesidades, seguridades, carencias, etc. La tranquilidad, el humor, el respeto y el cuidado son las herramientas básicas para tener ese encuentro fotográfico. Transmitir la idea de que el momento es compartido, así como lo es el resultado. Compartir que la naturalidad es el alma de la fotogenia, y que el trabajo de Carlos reside en tratar de lograr esa naturalidad.
Con la cámara conectada al laboratorio digital, instalado en el interior de la autocaravana, Eli va recibiendo los retratos hechos, mientras acaba de trabajar con los retratos del anterior protagonista.
La sincronicidad y complicidad de los autores, permite que Eli escoja el mejor de los retratos, lo ajuste e imprima en papel, para hacer entrega del mismo en cuestión de minutos. Consiguen que la persona retratada pueda marcharse a casa, con un retrato profesional y de autor.
Del momento de la entrega de las fotografías, habría mucho que decir. Es otro de los momentos clave de la propuesta. La autoconcepción de la propia imagen es el tema principal de las conversaciones y reflexiones que surgen al entregar los retratos en mano a las personas participantes. Llama la atención que casi 200 años después del nacimiento de la fotografía, de una manera u otra, sigamos sin entender qué es lo que nos muestra. Está claro que el peso cultural que arrastramos como sociedad, con sus cánones de belleza propios, hacen que nuestra autoimagen y, por ende, nuestra autoestima, queden supeditadas a estos y, probablemente, bastante deterioradas al observarnos.
Han sido muchas las conversaciones que han mantenido los autores con las personas participantes, ya sea desde la ventana de la autocaravana o a pie junto a ellas. Reflexiones compartidas sobre qué es lo que nos ocurre cuando nos vemos en una fotografía, lo que sentimos, especialmente, cuando nos vemos en una que no hemos controlado al hacerla o que es de un estilo en el que tampoco estamos acostumbrados a vernos. Es un trabajo de pico y pala para tomar consciencia sobre cómo nos afecta y esclaviza la cultura visual de masas que nos arrastra. Desde Nomad, Pericás y Garmendia, reivindican la naturalidad, la diversidad, y la ausencia de “fealdad fotográfica” en las personas.
El final de la visita en el pueblo, tiene como cierre, un encuentro colectivo, para la proyección de todos los retratos. Es un momento de comunión donde se agradece la participación popular, donde se insiste en que el resultado ha sido posible gracias a su colaboración y donde se hace entrega de toda la colección, en papel y en digital, al ayuntamiento o entidad responsable, para su custodia y cuidado futuro.
Los fotógrafos, se convierten de esta manera, en facilitadores para la creación comunitaria de un Archivo de retratos que se entrega a los pueblos como legado colectivo, y que refleja su presente, mientras mantiene viva su memoria.
A Febrero de 2024, el Archivo consta de 2.322 retratos, de 19 pueblos, de 7 provincias, 19 crónicas visuales y 36 historias de vida recogidas.
Actualmente sigue en proceso.
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