La Semana Santa en Sicilia
Fotografías: Daniele Vita
Texto: Giuseppe Cicozzetti
Una vela al santo, una a la serpiente. Esta famosa expresión de Montaigne, fue retomada por Leonardo Sciascia en el ensayo introductorio de las Celebraciones religiosas en Sicilia de Ferdinando Scianna, que acompañó la publicación del libro en medio de la controversia.
Eran los años 60 y si la diatriba que anima la relación de los sicilianos con la religión aún no se ha apagado es por el interés de los fotógrafos. Entonces, es correcto preguntarse qué es y qué representa una fiesta religiosa para los fieles.
Hay una expresión guardada en la cultura popular que dice que “los italianos siempre saben a qué santo pedir”, en la que la relación “utilitaria” entre el hombre y lo celestial se hace casi un pacto. Así, el hombre se doblega con actos de aflicción, o de verdadera humillación, mientras que el santo está obligado a preservarlo o a curarlo de enfermedades; o cuando no, a mejorar las condiciones liberándolo de la necesidad.
A la luz de lo anterior, no cabe duda de que cubrir una fiesta religiosa compromete al fotógrafo, si ha decidido evitar un descenso en el folclore, y a adentrarse en el espíritu de la fiesta, desligándose de los “signos” de una representación en la que la ortodoxia transita generosamente hacia un rito pagano. El corazón de las fiestas religiosas en Sicilia es la Semana Santa, y Sciascia consideró este momento como “un verdadero momento de inspiración”.
En las misas de súplica y en los gestos devocionales, el escritor ha visto la explosión del ser. Es un rito colectivo en donde la veneración es un medio para un contacto directo con el patrón o santo. Aquí, mencionamos los riesgos del fotógrafo que está a punto de contar una fiesta religiosa o una serie de ellas. Si se detiene ante el asombro, es decir, si coloca ante sí la figura puramente folclórica del acontecimiento, lo habrá esterilizado de sus componentes culturalmente más significativos y habrá entregado el proyecto a la nebulosa de otros mil relatos similares.
Más allá del folclore Por otro lado, una fiesta religiosa para un fotógrafo también es una oportunidad para el descenso a la antropología del rito colectivo, lo que le permite devolver no sólo la histeria más o menos moderada en torno a los participantes, sino que los efectos que provoca en los rostros de los fieles, describiendo sus expectativas, o esa sacralidad pagana y plebeya que se desarrolla en las ceremonias. Con ello, restituye la profundidad de una ritualidad secular que habrá enriquecido entonces el reportaje de elementos antropológicos útiles para la comprensión de uno de los fenómenos más singulares que preocupan al hombre.
Daniele Vita ha explorado durante mucho tiempo la sucesión de festividades religiosas en Sicilia. Su curiosidad lo llevó de Trapani a Enna, de Marsala a Prizzi, de San Fratello a Caltanissetta. Es decir, en todas aquellas partes donde “el diablo se encuentra con el agua bendita” o, como se expresó al principio, en donde entrega “una vela para el santo, o una para la serpiente”.
La Semana Santa en Sicilia tiene un tono singular y personal, y hábilmente se desvincula del tipo de narración que se espera en estos casos. Sus fiestas parecen registrar, por un lado, la repetición litúrgica de gestos olvidadizos -comprensiblemente presentes y descritos con la velocidad del boceto-, y, por otro lado, las múltiples declinaciones de una sensibilidad ahora encendida y desprendida de los participantes.
En las fotografías de Daniele Vita hay una tensión realista, a veces diluida en un realismo mágico (nótese la fotografía de un niño con el rostro extasiado mientras detrás una figura negra se cierne sobre el encuadre o, de nuevo, la afortunada geometría de cuerpos extenuados en una muy bien calibrada foto) que inerva el tema y lo transpone a una dimensión lírica, con fuertes sugerencias.
Esta atención es propia de Daniele Vita: el hombre, su actividad, sus días están en el centro de interés. Lo apreciamos en ‘Suleymaniye Otopark-İstanbul’, o aún más, en esta afortunada cartera que recoge en Italia el reconocimiento que merece.
Vita, evita así el riesgo de una narración envuelta en numerosos intentos. Lo ve y lo evita eligiendo una perspectiva íntima, privada, donde no faltan episodios puntuales del esperpento. Pero, estos son solo un elemento, un ingrediente necesario devuelto con un respeto ejemplar. Obsérvese así la figura de Cristo detrás de la ventana, en donde el cristal semiabierto nos presenta una figura que lleva una máscara, mientras en la cabeza una corona de espinas salpica la frente con sangre. Las manos están atadas, mientras que en el cuerpo tiene pintadas las señales de la flagelación.
Todo está listo para la puesta en escena. Todo, menos los ojos de un hombre a la derecha de Cristo, forcejeando con la falsa tela de Salvatore, señalando una intrusión (en el cristal de la ventana se ve el reflejo del fotógrafo) y la sorpresa de ser pillados en un negocio privado que está a punto de convertirse en colectivo.
En “La Semana Santa en Sicilia” la disputa entre lo sagrado y lo profano se detiene en el umbral de las interacciones humanas. Son los rostros los que hay que mirar, los gestos, el fluir de una procesión y los reflejos de los ojos lastimeros de mujeres que han estado de luto.
El susurro por los gritos, la insinuación por el fresco, y en el vuelco del rol narrativo, en la elección de contar el detalle humano en el momento en que lo sagrado y lo profano compiten por la supremacía, es el interés de este proyecto que une en imágenes las tensiones de una espiritualidad popular viva, palpitante, identitaria, y que no deja nada fuera, ni siquiera las fuertes contradicciones.
Acerca del Autor:
Daniele Vita es un fotógrafo freelance italiano que centra su atención en proyectos personales a largo plazo. Sus estudios de antropología le llevaron a desarrollar un interés por la fotografía como herramienta para documentar la vida cotidiana. En 2019 y 2020 recibió menciones de honor en Unicef Poy.
En 2021 ganó el Premio WRA generaciones futuras en el Festival de la Foto Ética. En 2022, fue finalista del premio Romano Gagnoni y de la Gomma Grant, además de ganar el primer premio en la categoría Daily Life Picture Story en POY Pictures of the Year. Asimismo, este año gana el primer premio BarTur Award. Entre sus publicaciones se encuentran “Che qualcuno ascolti che qualcuno sia” (“Que alguien escuche que alguien es”) de 2009; “Humano Extremo” de 2018, y “Semana Santa en Sicilia” de 2019. Vita ha colaborado con revistas, fundaciones y cooperativas sociales italianas y extranjeras.
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