Volviendo a la película: Valparaíso, Viña del Mar
Nadia Zumelzo
@apellidomaterno
Ha sido sin duda un excitante desafío recorrer el centro de Valparaíso con 36 oportunidades de enmarcar la ciudad. En las calles me advierten repetidamente “señorita, guarde la cámara, ande con cuidado” pero yo voy insistente al acecho, contemplando una vez más un Valparaíso que a veces es tan amable y otras veces tan hostil. Confiada, respondo “no se preocupe, yo soy de aquí” (la verdad es que soy oriunda de una pequeña ciudad al sur de Chile, pero hace 13 años vivo aquí). Continúo mi rumbo ansiosa, con ganas de descubrir algo nuevo, un lugar, una silueta, un rostro.
En este recorrido también me reencuentro con el color, dejando atrás por unas horas mi fascinación por la película blanco y negro. Intento capturar la saturación, el desorden, pero también la calma. Me detengo a observar la soledad de algunos y la compañía de otros. Es la gente lo que habitualmente más me llama la atención. Sus expresiones, sus posturas, sus ropas, sus accesorios, su entorno. Me acerco y pregunto “¿les puedo tomar una foto?”. Es la última, ya son 36 disparos en 35mm, sólo queda la espera del anhelado revelado ¿se habrá logrado el desafío? eso está por verse.
Joel Elgueta
@joel_elgueta
Caminar por la ciudad y fotografiarla es un ejercicio que abrazo constantemente. La rutina nos esconde un montón de historias que merecen una fotografía. Esta vez salí de mi zona de confort en Valparaíso y me fui a recorrer Viña del Mar con mi cámara telemétrica Olympus 35 RC. Un jueves de febrero de 2025 con un sol particularmente apabullante, pero en las calles abunda la sombra y la brisa marina refresca.
Cuando niño los paseos familiares de fin de semana eran en Viña del Mar, la Ciudad Jardín. Los recuerdos se mezclan con los colores de cada esquina. Me detengo y disparo, pero a veces fotografío casi por instinto. Sólo tengo 36 posibilidades con una película Kodak Ektar 100.
Siento una motivación innata por fotografiar las ciudades con playas. La gente transita entre lo cotidiano, la singularidad de los paisajes urbanos y el turismo. Todo se mezcla con ese aire tan especial de estar frente al mar.
Partí en la fotografía con el mundo analógico. Lo digital llegó después y con ello la magia del proceso quedó a un costado. Hoy vuelvo al origen para redescubrir la ciudad.
