Isabel Azkarate
Isabel Azkarate
Adaptación texto: Claudio Soto
La fotógrafa -formada en Barcelona y perfeccionada en las calles de Nueva York- es fiel reflejo de un oficio que se enfrenta al mundo de manera directa y sin pausas. Pero, también, con empatía, honestidad y un sentido ético inquebrantable.
Hace cuatro décadas, el fotoperiodismo se encontraba en pleno apogeo. El mundo tomaba un rumbo inesperado con cambios vertiginosos en el plano político, social, tecnológico y económico entre muchas otras áreas. Dentro de ese proceso, emerge la figura de Isabel Azkarate (1950), la primera y una de las más nobles y reconocidas fotógrafas vascas. Hoy, con un cúmulo de trabajos y una experiencia vital para entender esos cambios, aterriza en San Sebastián con una retrospectiva única, directa y sin filtros.
No era fácil el fotoperiodismo de esos años, porque el oficio requería de un inquebrantable ejercicio ético que muchas veces ponía en riesgo la propia vida en búsqueda de la verdad y en que las personas -lejos de cualquier artilugio tecnológico actual- se mostraban en todo su esplendor o miseria.
Los inicios
Formada en el Centre Internacional de Fotografía de Barcelona (CIFB) a finales de los años 70, Azkarate conoce a los catalanes Fernando Amat, Xavier Mariscal o Bigas Luna, que les abrieron las puertas a sus primeros trabajos profesionales. Entre ellos, la foto fija de la película de Pep Salgot Mater Amatísima (1980) o un reportaje sobre Nueva York para la revista Dunia, que sería su primera publicación y el inicio de su carrera profesional.
El 1980 y aconsejada por el director del CIFB, Isabel se trasladó justamente a Rochester (Nueva York) para perfeccionarse en el reconocido Visual Studies Workshop, donde acudió a las clases de Nathan Lyons. Cursó también otros talleres en la New School y en el International Center of Photography (ICP), orientando su formación al género de la street photography (fotografía de calle).
En la ciudad de los rascacielos, y con más horas de trabajo bajo el lente, Azkarate se centra en las personas y sus identidades. Nueva York fue así un estímulo perfecto para cuestionar el orden de lo establecido. Por ello, se aboca a retratar la efervescente vida nocturna de la metrópolis, en particular de la comunidad LGTBI+, que hasta ese entonces aparecía como un grupo raro, abandonado, marginal y lleno de prejuicios.
En esta etapa y movida por una curiosidad sin límites llegó a un circo familiar en el que descubrió un sugerente universo por explorar. Lo que le interesaba no era el espectáculo, ni las destrezas artísticas de sus protagonistas, sino poder acercarse a una nueva galería de personajes atípicos, fuera de la norma. Allí, encontró la atmósfera, la distancia y la luz perfectas para fotografiar a artistas de carne y hueso, fuera de la pista.
El terrorismo
En la década de los 80, vuelve al País Vasco y se pone a disposición de los medios de comunicación en un momento de duros cambios y en donde el terrorismo de ETA y GAL golpeaban la península ibérica. No era fácil trabajar en un periodo de tensión constante en donde el desmantelamiento del tejido industrial, cruentos conflictos sociales, huelgas generales, y el avance del consumo de droga entre los jóvenes eran pan de cada día.
En esa misma época viaja a Perú, acompañando al fotorreportero José Usoz, para realizar en 1984 un impactante reportaje sobre la actividad del grupo terrorista Sendero Luminoso. Entre muchos fotógrafos hombres, Azkarate destacó por lo directo y sencillez de su trabajo, siempre con rostro humano y sus conflictos interiores. Más adelante, lleva a cabo numerosos reportajes en Brasil, Bali, Egipto, Nepal, Pakistán y Turquía.
Durante más de dos décadas (1982-2005), trabaja como fotógrafa para el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y testimonia la escena cultural vasca realizando crónicas de conciertos y retratando a personajes públicos, a reconocidos artistas nacionales e internacionales. También, trabaja como fotógrafa de la Diputación Foral de Gipuzkoa y colabora habitualmente en publicaciones como Diario Vasco, La Voz de Euskadi, El Periódico de Catalunya, El País, Interviú, Tiempo, Dunia o Mujer Hoy.
En retrospectiva
El legado de Isabel Azkarate –expuesto hasta el 25 de febrero del próximo año en la sala Artegunea de Kutxa Fundazioa en Tabakalera (Donostia, San Sebastián)– es amplio y variado. En ella se reconoce su aporte al fotoperiodismo y a su firme compromiso con lo que representa. Así, se exponen más de 300 imágenes y se da cuenta de una donación de más de 175 mil objetos, entre negativos y diapositivas, cámaras, catálogos y publicaciones originales en prensa, como parte del patrimonio visual y memoria histórica de la profesional.
A partir de esa fecha, una segunda muestra se presentará en el Museo de San Telmo de San Sebastián, titulada “Arte y Parte”, y que está formada por tres series de fotografías relacionadas con el arte: instantáneas donde el público reacciona ante distintas obras artísticas, retratos de artistas vascos en sus estudios y una serie inédita de los años ochenta que recupera bustos de amerindios y afroamericanos guardados en el almacén del American Museum of Natural History de Nueva York.
La vida de Azkarate, también se guarda en un libro, editado con la colaboración de Kutxa Fundazioa y el Museo San Telmo, la editorial Blume y la Fundación Photographic Social Vision. La obra, diseñado por Estudio Lanzagorta, incluye imágenes en color y blanco y negro, tiene 244 páginas y traducciones al euskera, castellano e inglés.
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