Fotografía, Documento y Memoria: Imágenes del Plebiscito de 1988

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Alvaro Hoppe Guíñez
Texto: Alexis Díaz Belmar

“Cada vez que ponemos los ojos en una imagen, deberíamos pensar en las condiciones que impidieron su destrucción, su desaparición. Es tan fácil destruir imágenes, en cada época ha sido algo tan normal.”
Arde la Imagen, Georges Didi-Huberman

Las fotografías de este libro son imágenes sobrevivientes de una época. Una época en que tomar fotografías era peligroso, y podía costar una golpiza, una tortura o simplemente la muerte. La misma Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI), se funda a partir de las torturas provocadas por agentes de la dictadura al fotógrafo de la Vicaría de la Solidaridad, Luis Navarro. Observar el horror, ser testigo del abuso mediante la mirada, registrar la resistencia, eran parte del cotidiano de los fotógrafos de aquellos tiempos. En ese contexto, la fotografía como recurso se desplegaba en todas sus manifestaciones: huella, documento, prueba, archivo, expresión, obra. Al observar desde el hoy, el tiempo provoca la distancia de los hechos y le asigna a la imagen ese familiar extrañamiento, que incita atracción y desconcierto. Hay fotografías que no sobrevivieron. Fueron desaparecidas velando su latencia ante la luz del sol.

Manifestantes por el No, Santiago, 1988. © Alvaro Hoppe Guíñez

En los años ochenta en Chile, se instalaron una serie de prácticas económicas que fundaron las bases de un sistema capitalista profundo y liberal. Hoy, a más de cuarenta años de ello, vivimos sus consecuencias, en medio de una crisis capitalista global. Los estados de excepción constitucional, se instalan como formas permanentes de gobierno y control social ante diversas situaciones de “emergencia”, instalando una “democracia protegida”, al igual como lo fueron los años más duros de la dictadura. Revisar las fotografías de Álvaro Hoppe en ese contexto, nos lleva a observar un proceso social y político de parte de la historia de Chile. En sus imágenes, podemos ver la manifestación popular, la represión institucional, los sueños de un cambio. Terminar con la dictadura fue un largo camino y el plebiscito de 1988 fue sólo un paso en todo ese andar. Hoppe fue testigo de aquello, desde su posición de fotoperiodista en revistas opositoras al régimen. La fotografía actuaba entonces como elemento veraz, como una prueba de lo sucedido. Hoy, las formas de producción de las fotografías han cambiado, las formas de consumirlas también. En un mar de imágenes virtuales, nos vemos obligados a dudar de ellas. La reconstrucción de la veracidad, pasa por la asimilación de la subjetividad y la diversidad de los puntos de vista. 


Memoria

La crisis económica a comienzos de los años ochenta fue uno de los gatillantes para las movilizaciones sociales en contra de la dictadura de Augusto Pinochet. A pesar de que su impacto económico global fue menor a la crisis de 1975, las condiciones sociales y políticas eran diferentes. A casi 10 años del régimen dictatorial, ya no existía el terror propio de septiembre del 73. El alto nivel de desempleo convocó a una multitud, que pedía la caída del dictador. Las primeras protestas del 83 marcaron un hito de esperanza y comenzaron a gestar las fisuras del régimen. Se hacía patente la frase de la cineasta Carmen Castillo: “La memoria de los vencidos es la energía de la historia” , mientras la figura de Allende y los llamados a la creación de poder popular comenzaban a emerger desde las blancas murallas del Parque O`Higgins en medio de los manifestantes.

Sin embargo, los dispositivos del terror de la dictadura capitalista seguían actuando. En las protestas, los disparos a la multitud por parte de carabineros provocando muertes y heridos eran uno de los riesgos que los manifestantes corrían. Tiempos de agitación social, que verían su correlato en las manifestaciones de los años posteriores del 85 y 86. Estas acciones, junto a la presión internacional provocaron espacios de negociación para dar una salida política a la dictadura. Comenzaría una rearticulación de la oposición, el retorno de los exiliados y una apertura de la derecha, por lo que se preparaba el escenario para lo que marcó el hito de un periodo: El plebiscito de 1988. 

En 1980 los chilenos tuvieron una experiencia de plebiscito, en plena dictadura, sin registros electorales, ni veedores internacionales, ni partidos políticos, ni controles externos sobre los recuentos de votos. La necesidad del régimen para validarse y consolidarse institucionalmente, llevó a la convocatoria de este plebiscito para aprobar su propia constitución, que entre otras cosas, incorporaba el rol subsidiario del Estado para dar mayor protagonismo y autonomía a los capitales privados en casi todos los ámbitos de la economía, tanto en el plano social como productivo.

El miedo y la desconfianza se hicieron sentir en la población, asumiendo el fraude electoral en silencio. Esta misma constitución convocaba a un plebiscito en 1988 para votar la continuidad del dictador. Nuevamente, la sospecha, el desengaño y el desconocimiento de derechos cívicos actuaban como imposibilitadores de la generación de un cambio. Había que educar nuevamente en el ámbito cívico, perder el temor y generar una situación de esperanza y de transformación. La televisión con su campaña fue vital para enfrentar estos desafíos y bajo la metáfora de la casa común, el arcoíris de la alegría y la diversidad, los ideólogos comunicacionales de la campaña del No nos embarcaron en este sueño de cambio y de alegría que algún día llegaría. Y en medio de todo ese proceso, aparecen estas fotografías, realizadas por el fotógrafo Álvaro Hoppe, mientras trabajaba como reportero gráfico para la revista APSI.  

Nicanor Parra, Universidad de Chile 1990. © Alvaro Hoppe Guíñez

Fotografía y Documento

Muchas veces se habla de la distinción entre periodismo y documentalismo. Para Thierry Garrel: “el reportaje “muestra” la realidad, en tanto que el documental “piensa” la realidad” . Para otros, el tema pasa por la definición de un punto de vista. El fotógrafo documentalista se posiciona e involucra en la problemática que aborda. Las fotografías de Álvaro Hoppe transitan en estos dos ámbitos. Si bien su trabajo de fotoperiodista en diversos medios lo llevaron a abordar el género del reportaje, es indudable su involucramiento político y social con las temáticas que observaba. Además, el tiempo juega un papel importante en la historia de una fotografía. Al observar en la distancia, se diluyen las intenciones iniciales del fotógrafo y se da una nueva lectura e interpretación a la imagen. La fotografía se convierte en un documento histórico. Como plantea Jorge Ribalta , el surgimiento del género documental se asocia directamente a las luchas de derechos sociales, y con ello, a la representación de grupos y clases vulneradas. La producción de imágenes y fotografías sobre personas desfavorecidas ha sido un instrumento ideológico y simbólico para alcanzar determinados derechos. Basta ver las fotografías de Lewis Hine sobre el trabajo infantil en las primeras décadas del 1900, o de la Farm Security Administration después de la crisis de los años 30 en EEUU.

Estadio Nacional, 5 de octubre de 1988. © Alvaro Hoppe Guíñez

Indudablemente desde ahí se construye una tradición fotográfica humanista. En el caso chileno, uno de sus representantes más emblemáticos fue Antonio Quintana, quien exaltó el rostro del pueblo trabajador como emblema nacional allá por los años 50. Desde una visión más contemporánea, el trabajo de Paz Errázuriz considera esta tradición haciendo foco en problemáticas instaladas en los bordes de la sociedad. El trabajo realizado por los fotógrafos de la AFI en los ochenta también de alguna manera se instala en esta tradición, pues la fotografía actuaría como una prueba, como una huella de lo sucedido, como un documento, como un elemento constitutivo de la historia de Chile.

La Bandera, 1988. © Alvaro Hoppe Guíñez

Walter Benjamin cuando se refiere al trabajo de Atget habla de la extraordinaria capacidad del fotógrafo de fundirse con las cosas. Didi-Huberman se pregunta qué significa ese fundirse con las cosas: “Estar en el lugar, sin duda. Incluso sabiéndose mirado, afectado, implicado. Y aún más: quedarse, permanecer, habitar durante un cierto tiempo en esa mirada, en esa implicación. Hacer de esa duración una experiencia. Luego, hacer de esta experiencia una forma, desplegar una obra visual” .Y es eso precisamente a lo que apela un fotógrafo. Y particularmente, es lo que se presenta en el trabajo de Álvaro Hoppe. Su implicancia en las cosas y la permanencia de su mirada, la cual comenzó a gestarse en el teatro. De la mano de Andrés Pérez y del poeta Oscar Aguilera conoció el teatro del oprimido, el teatro del silencio. Derivas del teatro callejero, donde los actores intervienen la realidad sin que los espectadores se den cuenta. Un teatro que surge de las clases desplazadas, con el objeto de poner en evidencia sus malestares y vulneraciones. Un ejercicio de permanente observación de la realidad, de compenetración y alteración de ésta.  

Entrega e casas periferia sur de Santiago, 1988. © Alvaro Hoppe Guíñez

“En el teatro pasé de ser actor a espectador, pero un espectador activo. Caminante. Testigo de la historia” . Tomar la cámara y continuar su propia obra mediante su personaje fotógrafo, mientras los actores anónimos transcurren en cada obturación. Ser testigo de la historia, valor compartido con sus compañeros de la AFI y también por una de sus referentes directos, la fotógrafa Susan Meiselas, quien mientras visitaba nuestro país registrando los últimos días de la dictadura, convocó a un grupo de fotógrafos chilenos para dar cuenta con sus imágenes de la realidad que ocurría en nuestro país. Fruto de ello fue el libro “Chile from Within” editado en EEUU y exhibido en diversas partes del mundo. El compartir con Susan Meiselas hizo que Álvaro y sus colegas tomaran conciencia del valor de sus imágenes, como documentos históricos de aquel momento. La experiencia de Meiselas en el Salvador, Honduras, Nicaragua, y el compromiso humano establecido por la fotógrafa se convirtió en una huella importante en la historia de la fotografía nacional. 

“Es al fotógrafo lo que al periodista al escritor”  decía Enrique Lihn, al comentar la obra de Álvaro Hoppe por el año 1985, refiriéndose a la capacidad de la fotografía como lenguaje. 

Manifestants por el SI, Santiago 1988. © Alvaro Hoppe Guíñez

Es que el fotógrafo(a) es como el escriba, atento a su contexto y a su realidad. Sus relatos son los que perdurarán entre la biografía personal y nuestra historia social. En palabras del poeta Jaime Pinos , que en su obra “Documental”, reflexiona sobre los vínculos de palabra e imagen:

Narras lo que ves
Te limitas a eso

Imágenes que la época va dejando en ti
En tu vida en tu cuerpo en tu memoria
Como una marca o una cicatriz

La descripción de lo que ven tus ojos
Traza los contornos de tu retrato

La historia del país es un asunto personal

Relatar un acontecimiento pasado desde las imágenes constituye una problemática al enfrentarse a la distancia, la fragmentación, las interpretaciones y los vacíos de los hechos ofrecidos. Enfrentarse al archivo de Álvaro Hoppe es enfrentarse a un fragmento del pasado reciente. Personajes históricos, políticos, culturales, situaciones callejeras, manifestaciones, fiestas, relatos visuales de una vida. El contexto nacional de hoy actúa como filtro de observación. Afrontamos una de las crisis más grandes de los últimos cincuenta años. Crisis sobre crisis: política, social, sanitaria, económica, institucional. Nos vemos enfrentados como sociedad a repensar nuestras bases, a cuestionar los modelos impuestos. Ad portas de un plebiscito para una nueva constitución, me parece que estas imágenes nos pueden ayudar a reflexionar sobre nuestros procesos históricos, nuestras decisiones políticas y nuestros roles como ciudadanos. Estas fotografías, como un álbum familiar, nos acompañan, nos recuerdan lo que fuimos y nos señalan, como un espejo del pasado, el resplandor de la historia peinada a contrapelo.

Santiago, Julio de 2020

Macul 1988. © Alvaro Hoppe Guíñez

Bibliografía:
[1] Castillo, Carmen. (2019). Clínica con cineasta Carmen Castillo. Santiago de Chile: Cineteca Nacional.
[2] Ricciarelli, Cecilia. (2010). El cine documental de Patricio Guzmán. Santiago de Chile: Fidocs. P. 26
[3] Ribalta, Jorge (2008). Archivo Universal. La condición del documento y la utopía fotográfica moderna. Barcelona, Macba.
[4] Didi-Huberman, Georges. (2012). Arde la imagen. Oaxaca, México: serieve. P. 27-28
[5] Palabras de Álvaro Hoppe en documental “Álvaro Hoppe Guiñez: espectador activo”, de Paulina Yáñez.
[6] Valdés, Adriana y Risco, Ana María. (2008). “La fotografía de Álvaro Hoppe”. Textos sobre arte. Enrique Lihn (455-459). Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales.
[7] Pinos, Jaime. (2018). Documental. Santiago de Chile: Alquimia Ediciones. Fragmento.


Biografías:

Álvaro Hoppe Guiñez (Santiago de Chile, 1956). Fotógrafo, documentalista, periodista y docente. Cursó estudios de fotografía en la Escuela de Foto Arte de Chile y de fotoperiodismo en la Universidad Católica. Fue integrante de la Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI) y de la Unión de Reporteros Gráficos y Camarógrafos. Sus trabajos han sido presentados en diversas exposiciones dentro y fuera de Chile, así como en publicaciones a nivel nacional e internacional. Dentro de ellas destacan las muestras “Faces Caches, Photographie Chilienne 1980-2015” (Maison de Amerique Latine, Paris, Francia, 2016), “Urbes Mutantes, Latinoamérica en Proceso” (Museo de Arte Banco de la República, Bogotá, Colombia, 2012) y “El artificio del lente” (Museo de Arte Contemporáneo, Santiago, Chile, 2000). Algunas de las publicaciones en que ha participado son “Chile from within” (Norton &co, 1991) y “El ojo en la historia” (Gonzalo Leiva, 2003).

Alexis Díaz Belmar (Santiago de Chile, 1977). Fotógrafo, editor y productor. Máster en Fotografía, Arte y Técnica en la Universidad Politécnica de Valencia, España. Licenciado en Ciencias Económicas en la Universidad de Chile con estudios de postgrado en Antropología. Sus temas de trabajo e investigación son la ciudad, la memoria y sus relaciones con el capital. Ha participado como fotógrafo y colaborador en diversas publicaciones, revistas culturales y periódicos chilenos. También ha publicado cuatro libros, entre ellos, “Díaz de Espera” (editorial Calabaza del Diablo, 2003), “80 días” (Alquimia ediciones, 2014) y “Concepción de Mercado” (Container, 2016). Como productor ha desarrollado proyectos como “Chile desde adentro” (Gam, 2015) y “La Historia de una foto” (Biblioteca Nacional, 2013). Ha expuesto colectivamente en centros culturales y museos en Chile, Italia, España, Francia y Marruecos; e individualmente en Francia, Argentina y Chile. Actualmente se desempeña como docente y director de la editorial visual Haikén.


Sitio Web:
https://www.instagram.com/fotohoppe/

Libro:
https://www.haikenediciones.com/

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© 2019 Caption Magazine. ISSN 0716-0879