Claroscuro, Condición de la Espesura

Ana María Delgado

San Juan de Yanayacu es un poblado en la amazonia peruana. Su pequeñez en medio del territorio contrasta con la extensión de las aguas y el verde; la vida de sus habitantes se desenvuelve entre las luces y las sombras de la selva. Se respira la belleza feroz de la existencia.

¡Oh selva, esposa del silencio, madre de la soledad y de la neblina! ¿Qué hado maligno me dejó prisionero en tu cárcel verde? Los pabellones de tus ramajes, como inmensa bóveda, siempre están sobre mi cabeza, entre mi aspiración y el cielo claro, que solo entreveo cuando tus copas estremecidas mueven su oleaje.

José Eustasio Rivera, La Vorágine

La ferocidad de la selva, retratada en La Vorágine, permanece en mi recuerdo. Tanto como la violencia del hombre que en 1920 sometía, con terror y dolor, a comunidades indígenas a la esclavitud del caucho.

Ya no hay caucheros. Sin embargo, la violencia hoy se llama deforestación. A escala humana, solo puedo pensar en la riqueza incomparable y sorprendente. En la selva, la vida se inventa con absoluta libertad.

En la escala de mi vida vuelvo a escuchar el lenguaje de la selva. La luz crepuscular se ha retirado, y todos nos recogemos. Los delfines salen ruidosos a respirar mientras dejan la apacible laguna en busca de profundidad. A lo lejos, una garza engaña con sus gritos, causando pavor en quien la escucha por primera vez; y casi en nuestros oídos, una familia de musmuquis chilla con curiosidad. Estos monos diminutos nos observan desde el techo.

En San Juan de Yanayacu los niños tienen una escuela y los padres valoran ese espacio. © Ana María Delgado
A la hora del recogimiento; los botes sueñan con el movimiento. © Ana María Delgado
© Ana María Delgado

Nos observamos mutuamente, y atesoro esa imagen muchos años después. Unos pequeños seres cautivados por la lámpara y la conversación. Más tarde los vería en su sitio de anidación preferido, el hueco de un árbol. Siempre observando, sin miedo, toda la familia muy junta, padre y madre de por vida unidos.

En torno a la mesa estratégicamente colgada del techo, hablamos, estamos llenos de preguntas y asombro. En respuesta, nuestro amigo Armando nos cuenta, noveladamente, la historia que sólo las personas pueden contar. De las plantas que curan, de los árboles que lloran, los animales que se vuelven personas, de antiguos tiempos de abundancia. De la fuerza con que la vida emerge y paralelamente, de la fragilidad. Los niños enferman a menudo, la serpiente jergón ataca y muerde a un niño esa semana. Sólo el chamán puede ayudar.


Equipo Fotográfico:

Cámara Canon AE-1
Lente 50mm

Acerca de la Autora:

Profesora y periodista, especialista en desarrollo de contenidos educativos digitales y autora de proyectos editoriales de no ficción y literatura para niños. Mis lecturas de infancia sembraron el futuro y estimularon la percepción de un mundo sutil.   El mismo que se revela y me acompaña silenciosamente, en la fotografía.  Compañera generosa, la fotografía es el descubrimiento, la observación y un sendero que conmueve lo que somos y tiene el potencial de desvelar mundos. El propio y el de todos.

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© 2019 Caption Magazine. ISSN 0716-0879