Daniel Casares-Román
Más que un proyecto fotográfico, Color Humano es un proyecto de vida en el que llevo trabajando desde 1991, y del que aún me quedan muchos disparos por hacer. Un ejercicio de contemplación y observación constante sobre nosotros, el homo sapiens y las diferentes formas de estar en el mundo. Un proyecto en curso que me está haciendo recorrer infinidad de aldeas y pueblos alrededor de diferentes ciudades, países y continentes.
Centrándome en ese denominador común, las personas, este proyecto huye de la noticia y de todo aquello que huela a «noticiable» (para eso ya están los fotógrafos de prensa y las grandes agencias), ya que en este trabajo, las únicas historias que caben son aquellas que están relacionadas con las personas normales y corrientes, anónimas, como tú o como yo.
Me interesa todo lo relacionado con los temas de carácter antropológico: fiestas típicas, religiones, creencias, formas de vida, tribus…
Si tuviese que sintetizar el espíritu o la esencia de este trabajo, les diría que «Cada pueblo tiene una historia, cada habitante de ese pueblo tiene también una historia, su propia historia personal. Yo, cuando fotografío, lo que pretendo de alguna manera es dejar constancia de que esa historia, alguna vez, sucedió».
Si de algo me está sirviendo este viaje continuo, cámara en mano, es para reflexionar sobre conceptos como el desarraigo, el apego a nuestros lugares de origen y de cómo en el fondo no dejamos de ser víctimas de nuestra propia cultura y que, dependiendo de dónde nacemos y crecemos así se verá drásticamente afectada muchas de las creencias que giran en torno a nuestra manera de entender el mundo.
Siempre fotografío desde la admiración y difícilmente las imágenes de este proyecto son el resultado de un encuentro fugaz. En la inmensa mayoría de los casos, es el fruto de una experiencia más a largo plazo donde suelo convivir con las personas fotografiadas, entre otras razones, porque me interesa ahondar y explorar en los aspectos y situaciones íntimas donde al cabo del tiempo la cámara se vuelve invisible y ya no hay lugar para poses o fotos robadas. La naturalidad se muestra ante tu lente y lo único que hay que hacer es accionar el disparador. Quizás sea por eso por lo que se trata de un proyecto tan a largo plazo, porque las prisas a la hora de fotografiar personas no tiene sentido alguno.
El uso del soporte analógico ayuda mucho a por un lado, que se pueda crear una relación de confianza plena entre la persona fotografiada y yo, ya que las imágenes no pueden ser comprobadas después de cada disparo y por otro lado, ese hecho, el de no poder chequear la foto, hace que el acto fotográfico se minimice, empiece a no ser lo importante y nos centremos más en nuestra conversación, en las risas, en ese intercambio de ideas, en definitiva, en la comunicación entre dos personas. La cámara y las fotos es lo de menos.
Acerca del Autor:
Daniel Casares-Román ( 1976, Jerez de la Frontera) dio el salto a la fotografía profesional en 1991 cuando empieza a publicar sus primeros trabajos en el periódico local de su ciudad. Después de años de fotoperiodismo empieza a interesarse por reportajes de tipo documental relacionados con la antropología. Sus trabajos han sido publicados en medios como El País, la Vanguardia, La Razón, ABC, etc., y en revistas como National Geographic. Actualmente combina su labor fotográfica con la docencia, impartiendo cursos de fotografía en la Universidad de Cádiz.
Equipo Técnico:
Leica M6
Lentes: Leica Elmarit-M 28mm 1:2.8 ASPH y Leica Summicron-M 50mm 1:2
Película diapositiva Fujichrome Velvia y Provia revelada de manera artesanal por el proceso E-6 de Tetenal en tanque de Patersson.
Sitios Web:
colorhumano.com
instagram.com/danielcasaresroman
facebook.com/danielcasaresroman